Hablaron las estadísticas: El paro en Extremadura es uno de los mayores de las regiones de España y de Europa. Me asomé a la calle y vi a niños jugar y correr unos tras otros, llenando de polvo sus ropas, riendo llenos de júbilo, y a sus padres en la flor de la vida, tristes, con dificultades para encontrar trabajo. Hablé con ellos y les oí decir, que en la actualidad, los parados que han cruzado la barrera de los 40 años y, además, llevan más de uno parados, reúnen todas las características para ser etiquetados como auténticas víctimas del sistema. La conversación con aquellos padres, jóvenes, me decía más que la fría estadística o los informes del Inem, donde colas interminables de hombres y mujeres jóvenes leen sus tristes poemas en las nubes oscuras y vacías del sin trabajo. Hoy sentado en mi escritorio pienso que el paro es el ladrón del tiempo y la fuente de tres grandes males: el tedio, el vicio y la miseria. Es la madre de todas las crisis. El paro seguirá trayendo consigo un incremento sustancial de pobreza y de miseria; de desempleo y criminalidad; sembrará el desconcierto social y cobrará un gran número de muertes y agravamiento de enfermedades por la insuficiencia de medios para combatir los problemas de salud. Luego mi imaginación miró más allá de la ciudad y voló por nuestras bellas campiñas con todos los contornos de su belleza divina; altas colinas, valles, llanuras y bosques; campos cubiertos en este otoño, cálido y lluvioso, de un manto de flores amarillas, que impregnan con su aroma y hablan de esperanza; pájaros en concierto; arroyos cantores que en su dulce murmullo parecían decir: ¡Oh, bella Extremadura, que encierra tesoros sin descubrir! ¿Hasta cuándo serás la abandonada ?