La renuncia de Miguel Sebastián a recoger su acta de concejal pone fin a la aventura política iniciada personalmente por el presidente del Gobierno y secretario general del partido con la designación de un candidato ganador , que ha cosechado el mayor fracaso electoral de la historia del PSOE. Miguel Sebastián ha roto su promesa de que sería portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid en caso de que no consiguiera la alcaldía. Lo que se presenta como un acto de responsabilidad es, en realidad, una huida de su compromiso de gestión de oposición y revela claramente que su breve incursión en la política solo perseguía ser alcalde de Madrid y no servir a los madrileños desde el lugar en que le colocaran las urnas.

Los partidos necesitan miembros y dirigentes que crean en ellos. La raíz que permite crecer a un partido es el compromiso de sus militantes; en ese universo, los independientes que representan a un partido son como seres asexuados políticamente que pretenden que esta circunstancia no les impide ser reproductores y transmisores de ideas, compromisos y propuestas en nombre de una organización a la que ni siquiera tienen el coraje intelectual de pertenecer. Aceptar la dinámica de los independientes, candidatos ganadores , como salvadores de un partido en situación electoral, es una declaración de falta de fe en el partido que se ofrece a los ciudadanos de forma atemperada por la ausencia de una relación directa de adeudo entre el candidato y la organización.

Ahora que Miguel Sebastián ha salido corriendo desde su propio fracaso no se remite a una labor de militancia para, en una carrera de fondo, llegar a tener éxito, sino que vuelve al mundo profesional, ajeno a la vinculación directa con el partido, del que salió solo con la condición de ser un ganador.

Bueno sería que la lección que proporciona el fiasco de Miguel Sebastián, que es un fracaso personal del presidente del Gobierno que no ha hecho ningún ejercicio autocrítico para asumir su responsabilidad, llevara a los dirigentes políticos a confiar en su propia organización.