El año 2020 ha sido un año inesperado. Podría calificarlo de manera más dura, pero los que nos dedicamos a la cooperación somos de naturaleza optimista y todavía quedan unos cuantos meses.En cualquier caso, la dureza con la que las circunstancias nos ha tratado necesitará su buen tiempo de digestión.

Mañana, día ocho de septiembre, es el Día de las Personas Cooperantes. Sobre la relación de la dura situación en la que vivimos y la realidad del trabajo de este gran gremio me gustaría compartir unas ideas.

Pobreza, desigualdad de género, alerta climática y pandemias sanitarias son elementos infragmentables que las personas cooperantes conocen y combaten desde hace décadas en multitud de realidades geográficas del planeta. Qué podemos extraer del trabajo incansable de los cooperantes para actuar en esta nueva realidad donde debemos incluir un nuevo elemento desestabilizador: los neo fascistas.

Primero, la evidencia de que estos grandes desafíos entran entrelazados y no podemos combatirlos como si no tuvieran relación. La transversalidad de la cooperación internacional y de sus agendas generó la Agenda 2030 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible que hoy en día es hoja de ruta de cualquier política pública.

Segundo, la necesidad urgente de aislar a estos buitres carroñeros, que creíamos de otras épocas, pero que han vuelto a entrar en las instituciones públicas para enfrentarnos y dividirnos. El activismo político, la incidencia y la apertura de cauces de participación y regeneración y ampliación democrática y política es una de las mayores responsabilidades que los cooperantes pueden exportar desde su experiencia a otros sectores sociales.

Tercero, es momento de actuar con urgencia y planificación. Nadie puede pensar que estos grandes escollos le son ajenos: la alerta climática generará nuevas pandemias globales que empobrecen nuestras economías debilitadas ya, perjudicando como siempre a las mujeres de cualquier parte del mundo. La cooperación es la certeza de que los desafíos globales deben tener respuestas globales. La lucha de la joven de Caminomorisco por los derechos de la selva ecuatoriana es el ejemplo de una nueva ola feminista mundial de la que la cooperación se viene nutriendo desde hace tiempo.

Cuarto, la organización social debe y tiene que mutar en nuevos formatos, pero tiene que ser un objetivo prioritario. Cuando el amigo Fede se volvió de Brasil con la preocupación de la llegada de Bolsonaro, él y nosotros, ya sabíamos de la enorme interrelación que estos grupos del Odio tienen entre ellos. Tenemos casi toda Europa con parlamentos con presencia de estos grupos extremistas propios de otras épocas que se nutren de financiación pública escupiendo crispación desde púlpitos democráticos. Es urgente que como en cooperación, las administraciones, sociedad civil, empresarial, sindical, académica conformen una Alianza Global por la Cooperación como medicina democrática a esta ya infección interna.

El 2020 tiene que será un año de aprendizaje o será un año perdido. Un año de situarse, de definirse y saber dónde queremos estar como ciudadanos. Un año de asumir la responsabilidad de parar el odio, o dejarse arrastrar por unacomplicidad de «yo no soy mujer, yo no soy migrante, yo no soy una trans».

El 2020 será un año de grandes sacrificios, pérdidas dolorosas y despedidas, pero también podemos convertirlo es un año de esperanzas, de alianzas y colectivos y del inicio del fin de esos promotores de dolor que son los fascistas que tenemos tan cerca.

Para todo ello yo os pido un favor, fijaos en las y los cooperantes de nuestra tierra. En esas más de 200 personas que mientras luchan por los derechos, por la salud de gente de tantos países del mundo, también paraban a las ocho de la tarde para aplaudir a los héroes de aquí.

Mañana el ocho de septiembre es su día. Son el ejemplo que hace a Extremadura mejor, son un batallón que queremos seguir cuidando, queriendo y acompañando desde la Junta de Extremadura, porque nos obligan a ser mejor. ¡Feliz día, cooperantes! Sois nuestra mejor bandera en el exterior.