El secuestro de la revista satírica El jueves por haber publicado una viñeta considerada denigrante de la Corona española no es, a mi entender, solo, un desliz político-judicial sino un suceso que nos convoca a cuestionar la madurez y la solidez de la democracia española. Que me permita la opinión pública extremeña, sobre todo el sector más despierto de ella, y sus gestores , los medios de comunicación, a participar, desde mi condición de foráneo en el debate actual. Tengo la certitud, apoyándome en el conocimiento empírico de la realidad inmigratoria de la región, que somos muchos aquellos que han dejado todo atrás para no solo buscar el amargo cacho de pan , porque no solo del pan vive el hombre, sino para encontrar un sitio donde se puede respetar lo más valioso de nosotros que es nuestra dignidad y nuestros derechos humanos. Para todo ello me preocupa, es legítimo, lo que está aconteciendo ahora y aquí porque me recuerda aquellos tiempos en aquellas tierras donde la condición del súbdito está totalmente reñida con el concepto de la ciudadanía y donde la libertad era un sueño que uno lo tiene que buscar más allá de la frontera.

La idea de participar en este debate tan agitador que requiere una particular intención, me surgió a raíz de mi seguimiento diario, a través de la parabólica, al debate actual, en Marruecos, mi país. Dicho debate, que fue paralelo, en el tiempo, al actual en España sobre los límites de la libertad de expresión, ha llegado a su clímax, entre el Estado marroquí El Majzén (el aparato político e ideológico gobernante en Marruecos) encarnado en la persona del monarca y gobierno de una parte y partidos políticos con la creciente sociedad civil de otra. Ha consistido, precisamente, en la situación del espacio de libertad a través de los medios de comunicación que han sometido a prueba tanto al proceso de democratización en Marruecos como a la voluntad política del Majzen en el cambio.

XUNO DEx los últimos debates, en la televisión, la primera del país, ha sido con el ministro de la Información Nabil Mohamed Ben Abdellah , del partido del progreso y socialismo, de tendencia comunista, respecto a las negociaciones condicionadas sobre la modificación de la ley de prensa con la finalidad de adaptarla, presume, a la nueva situación política de modernización, democratización y apertura conforme a los deseos del joven monarca y establecer una ruptura políticamente histórica con los años del plomo . Obviamente, la observación tangible de la vida política y el estado actual de las libertades públicas, excepto la audaz empresa de reconciliación con las víctimas de las torturas del pasado, no nos deja, indudablemente, ningún margen al optimismo puesto que el proceso de estrechamiento del espacio de la libertad de expresión no dio ninguna señal de dicha apertura sobre todo a la hora de tocar los tres tabúes (monarquía, Islam y el Sahara). Para argumentar nuestro planteamiento remitimos a algunos hechos empezando por las declaraciones del exsecretario de la CDT central sindical ligada al Partido Socialista de las Fuerzas Populares Noubir El Amaoui a la revista Jeune afrique en los años ochenta invitando a Hassan II a una reforma urgente de la Constitución española, la respuesta ha sido tres años de cárcel al Amaoui.

La nueva era del Rey de los pobres como le suelen llamar los marroquíes a Mohamed VI no abandonó esta política de criminilización de la prensa que consistió en una sucesión de incidentes empezando por la encarcelación de Ali Lmrabet director de Demain , el perseguimiento de Boubker El jamai director de lo journal , el secuestro de la revista Nichan por haber tratado el sexo y la religión desde la anécdota y últimamente la detención del director del Watan por la divulgación de información que afecta a la seguridad del Estado.

Creo que en el caso de Marruecos, a pesar de los indicios de optimismo en algunos aspectos del proceso de democratización y reforma del país, lo cierto es que le queda mucho camino por correr debido, primero, a la prudencia políticamente exagerada del régimen, y, segundo, al peso de la carga histórica, política y económica heredada del pasado y gestionada por una élite política y tecnócrata incapaz, a corto plazo, de dar respuestas a las demandas tan urgentes de un pueblo desesperado y cuya mayoría poblacional no supera los veinticinco años como edad media.

Para retomar el meollo del tema, digo que he recurrido a este esbozo de la historia reciente de la autoridad marroquí con la prensa, otro frente de lucha, es para decir que en aquel debate televisado el ministro marroquí intentó defender a esta política de la férula hacia la prensa remitiendo a la democracia española que, añadió, hizo lo mismo con casos semejantes, sin embargo ninguno de los televidentes, incluso yo, creó en aquel argumento considerándolo pura demagogia, pero con el atrevimiento al secuestro del jueves la experiencia política moderna de España dio razón al ministro marroquí pero, de la misma manera, decepcionó tanto al pueblo marroquí con sus fuerzas progresistas como a la joven democracia del país vecino tan orgulloso del modelo de transición democrática del tío Juan Carlos como le suele llamar Mohamed VI al monarca español.

*Historiador y antropólogo marroquí residente en Extremadura