TStegún la RAE Laico , a del latín laicus es adjetivo que significa 1. Que no tiene órdenes clericales. 2. Independiente de cualquier organización religiosa. En la primera acepción se entiende que cualquier laico puede ser creyente y practicante sin ser cura ni monja. De hecho hay instituciones religiosas modernas como el Opus Dei, por ejemplo, incomprendidas a veces por defender que los laicos han de santificar su vida cotidiana y su trabajo. En la segunda acepción suele aplicarse a escuela o a estado oponiéndolo a confesional. Un estado laico es el que desvincula el quehacer político de la religión. No puede entenderse por tanto que sea contrario a la religión, sino que no está dirigido ni basado en ninguna de ellas, solo en el poder civil. Yo soy laica y la mayoría de ustedes, queridos lectores. No necesariamente ateos. Aunque si lo fuéramos tampoco tendríamos nada que ver con las lamentables marchas organizadas en Madrid con motivo del JMJ que se han llamado a sí mismas laicas, se han apoderado de la palabra y con sus acciones la han desvirtuado. Me molesta que se desvirtúe el lenguaje. La semántica es importante y atentar contra ella es atentar contra el significado de las cosas, contra la realidad en fin. Esas marchas indignadas, convulsas y violentas no son laicas, son antirreligiosas, no son contra la financiación pública de una acontecimiento religioso, sino contra el acontecimiento religioso en sí, no son contra el supuesto despilfarro ante la visita papal, sino contra el Papa. Ellos lo saben, usted lo sabe, todo el mundo lo sabe menos al parecer la delegada del Gobierno en Madrid, que pensó que la marcha era para dar helados a los peregrinos hasta que los antipapa se comportaron a patadas, como suelen, en Sol. ¡Cuanta manipulación y cuanta mala educación! Canten unos y griten otros, amen unos y odien otros, muestren unos la cara esperanzada de un juventud alegre y los otros la vieja ira de siempre. Pero sin hipocresía, por Dios. ¿Por qué lo llaman laicidad cuando es simplemente odio?