Muchos españoles pensamos que para salir de la crisis tenemos que crear un punto de inflexión que sirva de inicio a una sociedad totalmente renovada. En la calle se habla de cambiar radicalmente el chip, de comenzar otro ciclo, borrón y cuenta nueva. Olvidarnos de esas costumbres hispanas poco recomendables que en el resto de Europa nos dan tan mala fama, e intentar ser niños buenos que cumplan con todas sus obligaciones para que la sociedad --que formamos todos-- no sea una escuela de niños malos. No permitir a políticos sin escrúpulos que sienten cátedra en lo referente a vicios malsanos, pero también ser autocríticos y reconocer que a veces los ciudadanos no hacemos bien los deberes.

Por un tiempo España debería convertirse en una lavadora gigante que lavara todo el dinero sucio que guardan en sus bolsillos los defraudadores, y luego habría que tenderlo al sol para blanquearlo a la vista de todos. Meteríamos, por supuesto, a los políticos corruptos, para que las aguas espumosas purificaran sus cerebros ennegrecidos. Meteríamos a los banqueros y a sus aduladores, para que enjabonaran su obsesión recaudadora y no confundieran a las personas con máquinas tragaperras que solo les sirven cuando dan premio.

También a los empresarios que tratan a los trabajadores como a pañuelos de usar y tirar; y a los trabajadores que reconocen muchos derechos y pocas obligaciones. También meteríamos a los sindicatos, para lavar su mala imagen y limpiarlos de oportunistas y liberados ociosos. Habría que lavar la mente de los trabajadores que consiguen con astucia bajas laborales improcedentes, a los caraduras que cobran subvenciones inmerecidas y a los que logran ser favorecidos indebidamente por leyes y decretos.

Meteríamos en el gran tambor a los "amigos del alma", a los que cagan fuera del wáter, a los que escupen en las aceras, a los que acaparan lo que derrochan, a los que abusan, a los que engañan, a los que no reciclan, a los injustos, a los pasivos. Quizá deberíamos entrar uno por uno en la lavadora, en programas más o menos higienizantes. Merecería la pena.