Tiene razón Eduardo Mendoza : Esto de fomentar la lectura empieza a ser cansino. Que leáis, decimos, y eso que nos sabemos la teoría de memoria: que es un verbo que no admite imperativo, hay que dar de leer, es una enfermedad que si no se padece no puede contagiarse, y un largo etcétera que nos lleva siempre al punto de partida. Que leáis, hombre, no sabéis lo que os estáis perdiendo. Y ellos nos miran por encima del móvil o de la consola y bajan la mirada, no por vergüenza, sino porque pueden meterles un gol en el FIFA 2016 o perderse el último mensaje del enésimo grupo que vomita vídeos en cascada. Y no, tampoco vale con el ejemplo. Hijos de padres lectores son acérrimos enemigos de la lectura. Hijos de padres analfabetos se agarran a los libros como si fueran tablas de salvación, y a lo mejor lo son, benditos sean. Que leáis. Si ya leen, pobres. Otra cosa es que lean lo que a nosotros nos gustaría que leyeran. Solo hay que fijarse en las colas de la feria del libro cuando viene a firmar un fenómeno de la mal llamada literatura juvenil.

¿Que eso no es literatura? Vale, pero tampoco lo es lo que escriben o les escriben a algunos autores de éxito como la innombrable exnovia de un torero y ahí la tienen, la mano echando humo, de firma en firma. A ver si ahora resulta que todos nos desayunamos con Tucídides y nos vamos a la cama con el Pro Archias de Cicerón , temblandito por saber cómo acaba. Y no, a mí no me da igual que la gente no lea, ni tampoco a Mendoza , por mucho que diga.

Lo que me cansa es andar cantando las virtudes de algo que se debería vender solo, porque es igual de necesario que respirar y proporciona el mismo alivio que un vaso de agua en una siesta de agosto, y el mismo desasosiego que un primer beso y la lucidez de una mirada nueva sobre el mundo. Que leáis, hombre, aunque solo sea para dar en las narices a los que creen que Cervantes y Shakespeare se apañan con unas pocas celebraciones cada cien años, aunque solo sea para no acabar como ellos. No me digáis que no es buen motivo para dejaros los ojos leyendo.