La detención del presunto asesino de dos jóvenes en Coín y Mijas ha desatado una atención de los medios de comunicación perfectamente justificada. El país ha seguido una investigación policial apasionante, que ha deparado una sorpresa tras otra, desde la relación entre los dos casos hasta el descubrimiento del pasado del acusado. Más allá de los elementos de interés humano, el caso está provocando un debate profundo sobre el sistema judicial español y la coordinación policial en la UE. Por ello merece una información amplia. Pero no convertirlo en un espectáculo.

Por desgracia, numerosos medios de comunicación han entrado de pleno en el campo de la morbosidad, hurgando en las intimidades del detenido y de su pareja. Y algunos supuestos profesionales, como David Rojo, han vulnerado principios éticos elementales para conseguir entrevistas o cartas de Tony King mezclando su doble condición de abogado y de periodista. En esta instrumentalización mediática destaca hasta qué punto ha llegado a ser injusto el linchamiento social al que se sometió a la primera acusada, Dolores Vázquez. A partir de ahora, habrá que extraer las consecuencias de este fracaso judicial, policial y periodístico.