La vida te da lecciones y las que nos está dando a todos ahora con el coronavirus son para no olvidar. Lo que es seguro es que del confinamiento saldremos todos cambiados, no me cabe duda, para bien o para mal.

Porque perder a un ser querido aislado en un hospital y no poder despedirte de él, te cambia. Porque tener a un familiar confinado en una habitación sin poder tocarle, te cambia. Porque estar en primera línea atendiendo a quienes están sufriendo y además, sin el material de protección adecuado, debe de dejar una huella permanente. Si esta crisis no nos cambia físicamente, lo hará seguro psicológicamente.

Me consta que hay profesionales de la psicología formándose para tratar a las personas que más sufrirán esta crisis sanitaria. Tendrán que multiplicarse y la persona afectada pedir ayuda. Ya hay de hecho líneas telefónicas y empresas como la del grupo editorial de este periódico con psicólogos para atender desde la angustia de no poder salir de casa al duelo por un familiar fallecido. Cuando la cuarentena forzosa termine, el servicio de salud deberá garantizar debidamente esta atención.

Porque no todos tenemos la misma fuerza mental para superar este tipo de situaciones y no todos hemos llegado al confinamiento en las mismas condiciones. Por ejemplo, si una persona tiene tendencia a la ansiedad, ahora se va a exacerbar y no es lo mismo que alguien esté confinado en familia a que esté solo, ni que pueda salir a pasear a su perro o que viva en una casa con jardín a no tener mascota y vivir en un piso.

Los balcones se están convirtiendo en el desahogo de muchas personas y los vecinos que animan cada día su barrio con música están creando oasis, momentos de desconexión. Dan una lección de ayuda a los demás, en este caso psicológica, como la de todas aquellas empresas y particulares que están aportando su tiempo, su dinero y todo tipo de materiales para ayudar a los sanitarios y afectados confeccionando ese material por el que claman los profesionales. También la ciudadanía está dando una lección a los gestores sanitarios.

Y, cuando todo pase, estos tendrán que autoevaluarse y hacer autocrítica, asumir errores y buscar soluciones para que no vuelvan a producirse. No tengo duda de que los ciudadanos no van a olvidar cómo se está gestionando desde Sanidad esta pandemia.

Pero mientras tanto, los que puedan que se queden en casa para no contribuir a extender aún más esta travesía por el desierto. Así le estaremos dando una lección al virus. H*Periodista.