MOVIDA Vela y su concienciatranquila

I.B. Cáceres Existe un bien de dominio público, que pertenece a todos los cacereño: el recinto hípico. El ayuntamiento, sin ninguna documentación (no existe ni un sólo papel de esa adjudicación), es simplemente verbal, adjudica una instalación a una serie de señores, que lo único que persiguen es un lucro personal. Además, gastos que corresponden a los hosteleros que explotan el negocio, los paga el ayuntamiento.

El simple sentido común dice que esa adjudicación es ilegal. ¿Qué garantía tenemos los cacereños, en el control a los políticos, si resulta que pueden adjudicar bienes públicos verbalmente, para lucro personal de los adjudicatarios? ¿Qué impide adjudicárselo a un amigo del alcalde o de cualquier concejal? ¿Cómo puede la oposición en el ayuntamiento conocer la legalidad de ese acto?

Dice Felipe Vela que han pasado malos ratos. Estoy seguro que la camisa no les llegaba al cuello. Cualquier abogado del ayuntamiento sabía perfectamente que era ilegal la adjudicación. Espero, como dice el abogado de los hosteleros, que se llegue hasta el Constitucional.

MINISTRAS EN VOGUENuevo derrapaje del PP

José Luis Sánchez Martín . Sauceda de Pinofranqueado De risa la última salida de tono de Rajoy por el asunto de la sesión fotográfica de las ministras. ¿Qué casi nadie de la gente común --que somos la mayoría-- puede comprarse modelitos tan caros? Cierto, como tan cierto es que no nos podemos comprar todos los días los lustrosos trajes que sacan los ministros y diputados varones.

Claro, Rajoy, como tiene patente de corso, puede salir en ropa deportiva de elevado standing en el suplemento del periódico El Mundo y no pasa nada.

Animo, compañeras y compañeros ministras/os... Si esa rabieta suya y del PP en general van a convertir el asunto en el culebrón del verano, tanto peor para ellos. Porque indudablemente lleva encubierto el implícito reconocimiento de que lo estáis haciendo más que bien en las tareas de gobierno.

Seguid vuestro trabajo, compañeras/os, y dejad que hagan como las dos liebres de la fábula, que se detuvieron a discutir si eran galgos o podencos los perros que las seguían, y estando en el fragor de tan vanal coloquio, resulta que los perros se les echaron encima y las apresaron. Y si no aprendieron la lección del 14-M, que se la estudien de nuevo. Además, como dice Pedro Crespo en el drama calderoniano de El Alcalde de Zalamea : "Errar lo menos no importa / si acertó lo principal".