ENFERMOSCuestión de límites

Jacinto Guillén Regodón. Don Benito

He leído que en un hospital de Holanda trabaja un pediatra que, de acuerdo con las autoridades judiciales, ha redactado un protocolo con el fin de matar a niños seriamente enfermos, previa solicitud paterna, sin verse acosado posteriormente por la justicia. Ya sabemos lo que quieren a sus niños muchos padres holandeses, que desde hace años eliminan impunemente a un buen número de ellos antes de nacer, por distintos y siempre egoístas motivos. Si los matan antes de nacer, ¿por qué no matar a los que nacen enfermos o defectuosos, o enferman de forma severa en las primeras semanas de vida extrauterina? Todo es cuestión de fijar el límite para el derecho a la vida a una edad u otra, en función de los intereses adultos. Por suerte también hay holandeses, seguro que mayoría, que tienen más respeto por la vida de los niños.

En los años que llevo ejerciendo la pediatría nunca he visto a unos padres pedir que se acabe con la vida de su hijo enfermo. Todo lo contrario. ¿No será más humano, razonable y científico esforzarnos en aliviarlos que deshacernos de ellos por su aparente inutilidad o por una compasión mal entendida?

OPCION POLITICARepublicanos ymonárquicos en España

Federico J. Marín R. Jerez de los Caballeros

Siempre me ha llamado la atención el porqué se asimila en nuestro país el término o la identificación de una persona como republicano con ser de izquierdas. En la actualidad, bastantes naciones tienen como régimen político la república. Ejemplos tenemos muchos, por decir algunos y por sólo referirse al continente europeo, podríamos hablar de Francia, Italia, Alemania, etcétera. Y en los mismos y a lo largo de su historia política, han sido gobernados en ocasiones por la derecha más pura y dura.

Hoy día, y por poner sólo un caso, ahí tenemos a Italia, y creo yo que a su primer ministro no se le conoce por cierto por sus políticas de izquierda.

Y por otro lado, tampoco olvidemos que en España, una cosa es declararse monárquico, como algunos se definen, que los hay, no me cabe la menor duda, y otra cosa, como en una ocasión pude leer en un medio de comunicación --ahora no me acuerdo cuál-- es ser juancarlista. Esto último no me cabe la menor duda, por el aprecio y estima a la gran labor a nivel político, así como humano, que este hombre ha significado y significa para España y, en concreto, para nuestra ya asentada, por suerte, democracia.