LOS PREMIOS DEL CINE ESPAÑOL

Los Goya de Almodóvar

Pol Morales

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En la noche de los premios del cine español, arrasó de forma inesperada el gran perdedor del año. Pedro Almodóvar protagonizó el gran sobresalto en una gala con pocas sorpresas, consciente de que la reconciliación con los académicos es una parada obligatoria para sus aspiraciones internacionales. Su película Los abrazos rotos fue injustamente ninguneada en la categoría principal, pero, aun así, el director manchego hizo de tripas corazón y terminó por llevarse la mejor ovación de la noche gracias a la insistencia del director de la Academia del Cine, Alex de la Iglesia, que trajo, por fin, aires renovadores.

Celdas tenebrosas

Luis F. Crespo Zorita

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Celda 211 no se aproxima a la realidad penitenciaria, ni lo pretende. Se trata solo de un divertimento estético y emocional; es cine. La vida carcelaria resulta mucho más prosaica, lineal y previsible. Las sucesivas administraciones han forzado la situación de los presos y la legislación carcelaria que la soporta hasta pervertir el mandato legal, convirtiendo la cárcel en una herramienta policial que se aplica a gente ya privada de libertad. Recientemente, el Tribunal Supremo ha condenado alguno de los abusos a que ha dado lugar tan amplio margen de discrecionalidad administrativa, y el Comité contra la Tortura de la ONU mantiene abiertas dos investigaciones al respecto. Pese a todo, por la puerta falsa y sin el apoyo legal suficiente, en muchos centros penitenciarios se ha designado a funcionarios de prisiones para conformar grupos de control de información, una especie de inteligencia parapolicial que, al margen del régimen y del tratamiento penitenciarios legalmente establecidos, ha de obtener de los internos, con métodos fuera de norma y sin la supervisión judicial que los legitime, información relevante para la seguridad de la institución. Tales pretensiones entorpecen el mandato constitucional que ordena procurar la reeducación y reinserción social de los condenados, ignora las disposiciones legales que impiden este tipo de intromisión en la privacidad de los internos y elude el control parlamentario previo previsto. Quita todo resquicio a la libertad y a la autonomía personal de los presos. Teniendo en cuenta estas circunstancias, la realidad carcelaria es bastante más tenebrosa que la película y que el mismísimo Malamadre, el protagonista interpretado por Luis Tosar.

Gracias, De la Iglesia

Alex Sánchez

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Los que somos amantes del cine en la sombra, aquellos a los que nos gustaría pertenecer a la Academia del Cine y que no podemos al no pertenecer a ese exclusivo mundo, aquellos que somos meros espectadores felicitamos a Alex de la Iglesia. Gracias, De la Iglesia, por contratar a Andreu Buenafuente y deleitarnos con una gala ágil y divertida. Gracias, De la Iglesia, por tu toque de atención dado con el discurso; muchos profesionales del texto deberían aprender a escribir un discurso como el tuyo, hacerlo llegar a tus compañeros de profesión y, sobre todo, al público. Nunca he estado tan de acuerdo con un análisis del problema del cine español y con la solución planteada. Espero y deseo que el cometido de Alex de la Iglesia como director de la academia haga cambiar los divismos de algunos actores y miembros del gremio. Como dijo De la Iglesia, hay que hacer un llamamiento a las televisiones, tanto privadas como públicas, para que inviertan más en el cine español. Los resultados de este año, con los premios ganados por Celda 211 y Agora , demuestran que vale la pena. Y, sobre todo, gracias, De la Iglesia, por abrir una nueva puerta de salvación para este cine herido, tal y como ejemplificó Andreu Buenafuente en su número final.