AYUDA PARA LA RECONSTRUCCION

Haití: hotel mil estrellas

Juantxo Domínguez

Correo electrónico

Tres meses después del terrorífico seísmo que asesinó a más de 300.000 seres humanos, miles de personas deambulan en la noche oscura de Haití sin nada que llevarse a la boca, la mayoría resecas por falta de agua.

Cerca de medio millón de personas siguen viviendo a la intemperie. En las grandes avenidas, en los jardines y parques, en tremendas cloacas infectadas de ratas. Son tantas las edificaciones derruidas, los cascotes que tapian y atraviesan las principales calles de Puerto Príncipe, que parece más un planeta destruido por una explosión nuclear que por la propia naturaleza.

Lo peor de todo es que los hospitales de Puerto Príncipe se van a privatizar a mediados de abril ¿Qué sucederá con los miles de desfavorecidos si nadie les va a atender? ¿Qué organización humanitaria va a tener la capacidad y la infraestructura sanitaria necesarias para atender a los miles de niños? La ayuda sigue llegando a Haití, un gran colectivo humanitario nos hemos unido por encima de ideologías y creencias religiosas con un único fin: la solidaridad aquí y ahora. Haití hoy más que nunca necesita ayuda de todos, pero sobre todo necesita derechos humanos y dignidad.

Hoy, como ayer, seguiremos muchos cooperantes sanitarios dando lo mejor de cada uno, a nuestros hermanos de raza humana. Seguiremos como todas las noches, observando las mil estrellas desde nuestras tiendas de campaña en la noche de Haití.

Enfermero de Urgencias en Haitípor la Fundacion Haurralde.

PEDERASTIA

El silencio de la Iglesia

Rafa Zamora Sancho

Correo electrónico

Ahora muchos sacerdotes se echan las manos a la cabeza, será para palpársela a ver si sigue aún encima de los hombros, porque por fin, después de muchos siglos, empiezan a rodar. ¡Zas! Nos ha pillado de sopetón, nadie sabía nada, nadie imaginaba lo que ciertos sirvientes de Dios hacían de puertas para adentro con los inocentes niños.

¿Nadie? ¿De verdad nadie sabía nada? Bueno- entonces empezaré yo: en mi infancia iba a un colegio de curas; a algunos de clase, aparte de recibir una somanta de palos día sí, día también (golpes en la cabeza con el mango del borrador- coscorrones con anillo incluido- reglazos uniendo los 5 dedos- tortazos, pellizcos, patadas-), además, teníamos al simpático del director, el padre Angel, que se portaba muy cariñoso con ciertos alumnos en su despacho al salir de clase. Todos sabíamos lo que les ocurría a esos compañeros al denunciar el hecho al personal docente: hubo una especie de blindaje para que no saliera el caso a la luz; no obstante, se consiguió echar al director, pero se fue discretamente, de incógnito, y nunca más se supo de él. Seguramente lo destinarían a otro colegio apostólico para seguir con su doctrina . Era mediados de los años 70, Franco aún respiraba, en esa época- poco más se podía hacer, el poder y la iglesia iban de la mano. Por lo tanto- siguieron los tortazos, pellizcos, reglazos y coscorrones, aunque ya no hubo más caricias . Si esto pasaba en un colegio de horario normal, no puedo imaginar lo que sucedería a los niños que iban internos. ¿Ahora todo esto nos pilla de sorpresa? Mi testimonio no es un caso aislado. Animo, y que cada uno cuente su historia. Se os acabó el chollo, los niños ya no son muditos.

LOS CASOS DE CORRUPCION

La fianza de Matas

Tomás Salinas García

Correo electrónico

Tengo curiosidad por saber si el expresidente balear, Jaume Matas, va a pagar la fianza de tres millones de euros impuesta por el juez. Lo que me intriga es cómo de un sueldo, por muy elevado que sea, se pueden ahorrar tres millones.

¿Qué otras opciones le quedan? Puede pedirlo prestado al ilustre caballero Luis Roldán, que seguro que guarda, a buen recaudo, unos cuantos euros en bolsas de plástico, y como no sabe qué hacer con ellos (con la pensión que le pagamos entre todos le basta), seguro que se solidarizaría con un igual. Porque iguales son y lo mismo representan ambos políticos; una clase de sujetos aprovechados que sucumben ante el dinero fácil y ajeno, que prostituyen sus principios si el bocado lo merece y que cubren de basura la democracia que tanto nos cuesta defender.

Solo hay un sitio para ellos: encerrados y aislados de una sociedad a la que han despreciado. Uno ya está fuera, y el otro, en palabras de su exjefe, tiene que demostrar su inocencia. Yo creía que esto funcionaba de otra manera, que era el fiscal el que debía probar la culpabilidad. Pero me parece que ya está condenado.