UNA VISION DE LA CRISIS

Lehman Brothersen concierto

Ignacio Caballero Botica

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Ya nos tienen donde querían. La reforma laboral en el ojo del huracán está llevando a la convicción colectiva de que es mejor un despido más barato si con eso se palían los cuatro millones de parados. Ni Al Capone lo hubiera hecho mejor.

Pero lo más triste es comprobar la siguiente secuencia de acontecimientos. Hace dos años el sistema financiero y bursátil americano y posteriormente parte del europeo se resquebrajan y amenazan con volar por los aires. Los Gobiernos salen en tropel inyectando unas cantidades de dinero tan ingentes que lo primero que piensa uno es que con esos ahorrillos podíamos haber acabado con el hambre en el mundo hace tres telediarios. El caso es que los Gobiernos terminan salvando a los antiintervencionistas . Vamos, de novela de Stephen King.

Se produce un silencio temporal... y uno se pregunta si de verdad los Estados tenían ese dinero realmente. La respuesta empieza por N y acaba en O. El salvavidas tenía forma de déficit público. Es entonces cuando los salvados por ese dinero, élites y especuladores financieros, comienzan a poner contra las cuerdas a los Estados que les han salvado la contraportada de su cintura, porque no se fían de su solvencia. Esto es como si Nerón se quejara de la humareda que provocó.

Y todavía hay aspirantes a gobernar países que no saben lo que es la tasa Tobin ni quieren saberlo y se creen que Lehman Brothers es un grupo que va a clausurar Rock in Río.

EL DECRETAZO

Gracias,diputado Gutiérrez

María Fernández

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Por tan solo un voto nuestros relajados diputados de las Cortes nos han pegado un bajonazo a nuestros salarios, como nunca antes se había visto. Si ya de por sí es lamentable escuchar a un nacionalista criticar el decretazo y acto seguido darle carta blanca con su abstención, mirando más por sus elecciones y su parcelita de poder que por el interés general --como habitualmente vienen haciendo gracias a este magnífico sistema electoral que tenemos--, lo que realmente me ha repugnado es comprobar como el compañero sindicalista de CCOO, Antonio Gutierrez --ahora flamante diputado por el PSOE-- no se ha inmutado para apoyar la rebaja salarial a los trabajadores, mientras percibe sus cuantiosas prebendas desde la poltrona que preside.

Creo que la huelga es casi el último cartucho que nos queda para mostrar nuestro rechazo a una medida desconocida hasta la fecha, y que curiosamente no afecta a los colocados en las empresas públicas --opositar se ha convertido en un demérito--, pero tal vez hubiera sido más efectivo obligar al compañero Gutiérrez a votar a favor de los trabajadores y no de los que nos llevan a la ruina.

LOS CAUSANTES DE LA CRISIS

Pagar el rescate yseguir secuestrado

José Velasco Jiménez

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Ante la incertidumbre y falta de diagnósticos claros, quiero exponer algunos conceptos para entender lo que está pasando. Esta crisis la causaron unos jugadores de casino infiltrados en Wall Street que viciaron a la gente sencilla para aprovecharse de ella. Se solucionará devolviendo a estos tahúres a los casinos o al lugar donde tengan que estar. Cuando se habla de los mercados, debería hablarse de los corredores de apuestas; los mercados son otra cosa más seria. La economía financiera tiene que estar al servicio de la economía productiva, la que fabrica medicamentos, coches, ropa, libros y teléfonos, y no al revés. Telefónica, el BBVA y General Motors no cambian su valor de un día para otro porque unos ventajistas hagan apuestas con sus acciones; sus productos, su personal, sus clientes y su buen hacer no deberían depender de estos apostadores. Y el valor de las viviendas y segundas residencias que no están en venta no se deprecia; solo se deprecia si se quiere vender al precio que sea. Las agencias de calificación y las sociedades de tasación no pueden ser juez y parte; no son imparciales porque sus amos son los grupos financieros para los que trabajan. Además, han demostrado ser pésimos profesionales. No es necesario hacer una compleja regulación de las actividades financieras que nos han llevado a la crisis; bastará con aplicar la que ya tenemos y el Código Penal (artículo 248, estafa; artículo 281, alteración de precios en perjuicio de los consumidores). Los ciudadanos somos unos ingenuos, como alguien que pagara el rescate y siguiera en manos de los secuestradores. Urge separar las actividades de intermediación financiera tradicionales y serias, que las hay, de las especulativas.