QUEJA

El colegio aocho kilómetros

M. Aragón y M.V. Rodríguez

Mérida

Somos dos madres que por motivos de trabajo nos hemos tenido que desplazar desde Coria hasta Mérida junto con nuestra familia e hijos.

Solicitamos escolarización para ellos en el colegio más próximo a nuestra residencia y la sorpresa fue que no solo nos lo denegaron sino que nos los mandaron al más lejano, de punta a punta de Mérida. Por más insistencia por nuestra parte, nada hemos conseguido, pues tenemos que recorrer casi 8 kilómetros para ir y venir al colegio. Y nosotros nos preguntamos ¿dónde está ese derecho a la libre elección de colegio y al estudio de la que tanto presumen y usan para hacer campaña? Está de más decir que no es oro todo lo que reluce, pues a nosotros nos han impuesto sí o sí un colegio, denegándonos el que en realidad nos pertenece.

Que Dios nos dé salud, pues el día que nosotras no podamos llevarlos, ellos se quedarán sin colegio.

DOLOR POR UNA HIJA MUERTA

Para Elvira

Matías Simón Villares

Cáceres

Qué amarga y cruel resulta la muerte de aquellos que preparan algo inmortal. Esta frase, de Plinio el Viejo, la retomé hace 8 años cuando mi hermano Diosdado, el botánico, el dinosaurio de los árboles singulares extremeños, se marchó y me dejó aquí, herido y solitario. Y ahora, muy tarde, quizás, me entero de que tu querida hija, el desvelo de tus sueños, se ha marchado en aquel accidente en la vía del tren.

Cuando entro en mi habitación, allí, en un rinconcito, en la contraportada de una hoja informativa, bajo el tronco de una encina, os abrazáis Diosdado, Santiago Corchete, Santiago Hernández y tú, mi querida Elvira- Hoy os miro con la guitarra, componiendo, y lloro amargamente, poniendo música a estos versos que te envío a lo más profundo de tu corazón.

En la tierra extremeña se ha hecho de noche/ en la tierra extremeña viene ya la madrugada/ Elvira llora en silencio/ con la mirada perdida en la copa de los árboles/ con sus ojos, tan bellos, preguntándose: el porqué se ha secado el río, se han caído las hojas y han pisado las flores.

Los Castaños del Temblar me dicen que te diga que te quieren ver de nuevo, cerquita de ellos, cogiendo fuerzas.

CACIQUES TELEVISIVOS

El caso Malaya y losprogramas de cotilleo

Manuel Cañedo Gago

Correo electrónico

El Caso Malaya es una causa representativa de los tiempos de crisis que vivimos, pero no solo de la basada en la burbuja inmobiliaria. Los imputados, una serie de personas que supuestamente se han enriquecido al margen de la ley, han estado durante cuatro años saliendo en la televisión, en horario de máxima audiencia, y en cadenas que han dado cabida a representantes del modelo caciquil de Marbella. Viendo a los encausados desfilar hacia la puerta del juzgado, tan sonrientes y haciendo declaraciones a la prensa rosa, pareciera que fueran a pasar por un simple trámite administrativo, y que lo que realmente les preocupara fuera el modo de llegar cuanto antes a los mal llamados programas del corazón --consentidores éstos de corruptelas--, para seguir incrementando su patrimonio.

DENUNCIAS POR TORTURAS

¿Por qué no se actúa?

P. Aznar Bellido

Correo electrónico

En poco tiempo el alto tribunal de Estrasburgo ha dado por dos veces consecutivas la razón a dos ciudadanos del Estado español que habían presentado denuncias por torturas, concretamente en el último de los casos al demandante, además de recibir golpes, e insultos sexuales, le pusieron la bolsa en la cabeza. Esta sentencia obliga lógicamente a España, es decir, a todos los ciudadanos que la componemos, a pagar cuantiosas cantidad a los afectados. El informe de Amnistía Internacional del año 2008 ponía de manifiesto como en España gran parte de las denuncias por torturas son archivadas sin ser investigadas, que es precisamente lo que ha sucedido en el último caso citado, ya que, por lo que he podido saber el mismo se archivó por no poderse reconocer a los policías que lo torturaron.

Estos casos a mi entender tienen graves consecuencias, porque además de pagar entre todos cuantiosas sumas de dinero, las instituciones del Estado vuelven a quedar en entredicho por no respetar los derechos de las personas detenidas. Yo pienso que sería mucho más justo que quienes pagaran dichas cantidades fueran los últimos responsables de lo que ha sucedido y no todos, porque es la segunda vez que ocurre en poco tiempo, y siguen sin poner remedio.