JUBILACION

Desesperanza de vida

Ana C. Pascual

Correo electrónico

La reforma de las jubilaciones está edificada sobre una premisa falsa: el hecho de que la esperanza de vida se ha prolongado para la población española. Y digo falsa porque no tenemos mas que desmontar este dato para darnos cuenta de su inconsistencia. Las estadísticas se obtiene sacando la media de edad de los fallecimientos de los ciudadanos. Al haber disminuido drásticamente la mortalidad en la infancia y en el periodo de la pre-jubilación, el promedio de esperanza de vida es más alto. Aunque es cierto que más personas llegan a ser ancianas gracias a los avances médicos, esos años extra que se han arañado a la muerte no garantizan que las condiciones físicas sean las más adecuadas para seguir desempeñando algunas tareas o trabajos. A partir de los 65 años, mucha gente arrastra una precaria salud como resultado de esta prórroga. En España, no es igual envejecer siendo un burgués que siendo un proletario. Hay una diferencia en nuestras expectativas de vida de al menos diez años, en contra de los que tenemos oficios no cualificados o padecemos la incertidumbre del paro. Tampoco llegamos al jubileo en las mismas condiciones físicas. Ni siquiera la salud nos reparte cartas equitativamente. Las nuestras siempre están marcadas. Por eso, este argumento para reformar las pensiones está basado, para gran parte de los españoles, en nuestra desesperanza de vida. Es un apunte sarcástico y cruel que nos anuncia que las desigualdades van a perseguirnos hasta la tumba. Que la justicia, e incluso la calidad de vida, son artículos de lujo solo accesibles para las élites sociales. A ver si nos vamos enterando.

CADUCIDAD DE LOS PRODUCTOS

Obsolescenciaprogramada

Ignacio Caballero Botica

Correo electrónico

Hace unos días compré un pequeño accesorio tecnológico de una que tiene una imagen corporativa envidiable en todos los aspectos; una manzana en dulce. Al leer el libro de instrucciones leo que mi adquisición tiene una batería cuya duración no superará el milenio de horas y no puede ser sustituida ni recargada. Pienso en la tecnología punta que me proporciona esta empresa de forma continua y me extraña que su departamento de I+D flaquee en no saber equipar este producto con una batería reutilizable que evite la generación evitable de residuos. Al día siguiente de mi compra, veo un documental de esos que todo el mundo ve pero nadie te cuenta que emiten en el minoritario (e inteligente) segundo canal de Televisión Española. En dicho documental me hablan de la obsolescencia programada de los productos: de cómo las bombillas tradicionales podrían durar cien años pero desde los años cincuenta las diseñan para que no superen las mil horas, de cómo las impresoras dejan de imprimir cuando un contador interno que tienen alcanza determinado número de copias, pero que reseteando dicho contador la máquina recupera la normalidad o cómo nos quieren hacer creer que el consumo desmedido y evitable es la única forma de mantener nuestro modo de vida mientras los países pobres se convierten en el vertedero de nuestra insensatez. Entonces pienso en mi accesorio electrónico y en la imagen dulce que tiene la manzana mordida... y pienso en lo que tiene de podrida.

QUEJA SOBRE LA TELEFONIA

Un seguro engañoso

Jesús S. Mallor Valero

Correo electrónico

Hace un año y medio, aprovechando el plan Renove de Orange, adquirí un móvil Nokia y, aconsejado por la señorita de la tienda, contraté un seguro, ya que como era de una gama alta valía la pena tenerlo asegurado como mínimo seis meses, quedando cubierto contra pérdidas, deterioros y robo. Además, solo costaba 4,5 euros. El miércoles pasado, en el mercadillo me fue sustraído de la funda que llevo cogida al cinturón, por lo que avisé a Orange para que lo bloquearan y reclamaran otro, ya que tenía un seguro. La contestación fue que me acogiera a otro plan Renove, pues la compañía Chartis Europe SPB Ibérica no cubría este tipo de siniestros, sino solo en los que hubiera habido violencia, fuerza o amenaza. Entonces, ¿para qué lo pagué? ¿Acaso no hubo violencia o fuerza cuando me fue arrancado de la funda? ¿O es que la aseguradora necesita que los ladrones vapuleen a la víctima?