DESPUES DEL 22-M

El lío de las elecciones

Anselmo Ramírez

Badajoz

Parecía que las elecciones del día 22 nos iban a permitir olvidarnos de la política y de los políticos. Pues no. Qué le vamos a hacer. El resultado que han arrojado las urnas en nuestra región nos tiene en un sinvivir, a los que al fin y al cabo sentimos curiosidad por estos temas. ¿Qué pasará? ¿Qué dirá Izquierda Unida? ¿Facilitará al PP que llegue a gobernar por primera vez en Extremadura? ¿Permitirá que siga gobernando el PSOE?

A mí me da igual una fórmula que otra. Lo que yo quiero es que haya otras maneras de gobernar: más baratas, más transparentes, que los políticos se bajen de una vez de los coches oficiales y escuchen los padecimientos de miles de extremeños que no tienen trabajo. Eso es más posible con un gobierno que no tiene mayoría que con un gobierno que sí la tiene. Por eso le pediría a Izquierda Unidad que, apoye al partido que apoye, no deje de ejercer la vigilancia sobre estos asuntos. Le toca hacer de perro de presa para que los políticos no se desmanden, que vivimos tiempos de mucha necesidad. Así que las elecciones nos han traído un lío, pero a lo mejor no hay mal que por bien no venga.

CRITICA

Las primarias del PSOE

Fina Millán-Hita

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No lo entiendo. Hace sólo unos días el PSOE se deshacía en alabanzar hacia el modelo de las primarias, y se jactaba de una democracia interna sin tacha. De golpe, nos enteramos que la manera que los socialistas tienen de entender unas primarias es suprimir, barrer, eliminar --sottovoce, con alevosía-- a las personas que aspiraban a presentarse.

No es que la posible candidata --la ministra de Defensa, Carme Chacón-- fuera santo de mi devoción, y tampoco me importa que los socialistas se despedacen entre ellos, pero la táctica del Gobierno (en la sombra o no) me parece de todo menos democrática. Y luego dice el tri-ministro Pérez Rubalcaba que este es un gobierno estable! Dime de qué presumes y te diré de qué careces...

FMI

Strauss Kahn

J. Alberto García González

Correo electrónico

Cualquier Estado democrático y cualquier ciudadano del mismo, que se considere decente y honrado tiene que creer en el principio de presunción de inocencia judicial, como derecho fundamental para todas las personas encausadas, imputadas o acusadas de un delito.

Aplicaré este principio al señor Strauss Kahn, como lo haría con cualquiera. Pero lo que no es presunto ni decente es que este señor con un altísimo cargo en el FMI, con un poder de decisión casi omnímodo, se alojase en un hotel de Manhatan de 2.100 euros la noche siendo un socialista francés con aspiraciones nada menos que a presidir la República Francesa, que tardara menos de 24 horas en reunir 1 millón de dólares para su fianza más 5 millones de dólares en avales para el proceso judicial, que al salir de la celda se fuera a vivir a un apartamento teniéndose que pagar su costosísimo alquiler mensual además de tener que sufragar la seguridad que le han impuesto las autoridades de aquel país, y, como premio a todo esto, el FMI le conceda una pensión vitalicia anual de 250.000 euros.

Por esto y por más cosas como estas me fui a las plazas donde estaba reunido el movimiento 15-M.