TLta Feria del Libro se ha presentado, como cada primavera, en Cáceres con la intención de incitar a la lectura, oficio que cada día tiene menos adeptos. Oigo repetir a los padres que el niño es listo y despierto, que le apasiona la play station, la tele y el ordenador, pero que no lee. Ahí empiezan los barruntos para una severa preocupación. No conozco encuestas sobre el tiempo que los padres dedican a la lectura. Pero conozco una, de Naciones Unidas, de noviembre de 2003, que revela que el 60% de los profesores no leen. Y examinada detenidamente, espanta. Mal puede fomentar la lectura un profesor que no ha desvelado el alma fecunda del libro, ni ha descubierto sus mundos imaginarios y sensibles y mal puede incitar a los demás a vivirlos. ¡Luego nos dicen que la enseñanza está mal y que no se sabe por qué! Si los padres no leen, Naciones Unidas nos documenta sobre la refractariedad de los profesores a la lectura y los niños no tienen especial predilección por la causa, estamos asentando una sociedad con basamentos ciertamente frágiles. Estas ferias del libro pudieran amortiguar esa caída libre, y evitar que algún día, no muy lejano, tengamos que enterarnos de que una persona ha sido apedreada por llevar un libro en la mano.

*Filólogo