Tl principio de legalidad debe presidir las actuaciones de todos los ciudadanos, independientemente del puesto o responsabilidad que ocupen o de la actividad a la que se dediquen. En ese sentido, hay leyes que regulan las incompatibilidades a las que están sometidos los políticos durante el ejercicio de su cargo, y, en algunos casos, después de dejarlo. Que se sepa, Federico Suárez no ha incurrido en ninguna incompatibilidad por ocupar el puesto de presidente de consejo de administración de una empresa privada, noticia de la que se hacía eco este periódico en su edición del jueves 29 de mayo.

Todo el mundo sabe que las personas que se dedican a la actividad política, además, están sometidos a otros principios éticos, los cuales suelen limitar su capacidad de actuación, tanto en su vida pública como en la privada. Aunque los principios éticos suelen anidar en la conciencia individual o colectiva, lo cual origina distintos puntos de vista a la hora de juzgar un comportamiento, los estatutos de los partidos políticos suelen recoger disposiciones que concretan y desarrollan alguno de estos principios éticos. Que se sepa, Federico Suárez no ha vulnerado los estatutos del partido que preside en Extremadura, lo cual, en todo caso, solo debería importar a los militantes de su partido.

Además de la legalidad y la ética, la estética también se aplica a la hora de valorar la actuación de las personas que ocupan o han ocupado alguna responsabilidad pública. Es aquello de "la mujer del César-". Habrá a quien guste más o menos la imagen de Federico Suárez presidiendo el consejo de administración de una empresa constructora, pero esto no deja de ser fruto de la subjetividad con la que se valoran las cuestiones estéticas, de la misma forma que habrá a quien guste más o menos la imagen de quién ha sido dirigente sindical durante años, al frente de una empresa privada, una vez que ha finalizado su actividad sindical.

En mi opinión, ni desde el punto de vista legal, ni del ético, ni del estético, la actuación de Federico Suárez, en el caso conocido, es reprobable, por lo que me parece injusto que se le pretenda poner a los pies de los caballos, de la misma forma que me parece absurdo que se intente justificar dicha actuación con las explicaciones que se están dando.

*Director de la Consultora Depaex.