Precisamente cuando en España se ha hecho de la lengua común, el castellano, un motivo de polémica en el que influyen motivaciones políticas, además de las culturales; cuando en las comunidades bilingües se está valorando tanto o más la lengua autóctona, que sirve para que se comuniquen entre sí los miembros de esa comunidad, que la que nos permite comunicarnos con personas en cuatro continentes y es la cuarta del mundo, hay una realidad que queda oscurecida y de la que ayer habló este periódico: la de la lengua como industria. De Inglaterra se dice que su principal motor económico es el inglés, que ha logrado ser la lengua franca y que, debido a ello, genera a su alrededor un tejido empresarial y de empleo de incalculable valor.

En España, el turismo idiomático, es decir el de las personas que nos visitan para aprender el español, genera 255 millones de euros, según el suplemento Ganar Más de este diario. En Extremadura es una clase de turismo que casi no ha echado a andar (de esos 255 millones apenas ´se lleva´ el 0,4%), pero que la Junta apunta como una de las fórmulas de diversificación de la oferta turística. El profesor de la Uex José Manuel Hernández Mogollón habla de las dificultades para hacer avanzar un sector tan especializado, pero también informa de los proyectos que se están haciendo en otras regiones orientados hacia el turismo idiomático. No es fácil avanzar en el mismo, pero una región como Extremadura, con un sector turístico que no encuentra buenas perspectivas, bien merece la pena sondear qué se puede hacer en turismo idiomático: por el nivel económico de los que se interesen por él y porque no es un turista fugaz.