En la conferencia inaugural del curso 2005-2006 que pronunció Margarita Salas en la Academia de Ciencias Exactas hacía una encendida defensa de la igualdad profesional y laboral de hombres y mujeres en el mundo de la universidad, la política, la investigación y la empresa con igualdad de deberes y derechos respecto a los hombres. Lo raro de esta conferencia es que se incluía a sí misma, en referencias al sustantivo masculino, entre los «científicos» («yo creo que los científicos tenemos la obligación de hacer una difusión de la ciencia asequible, pero rigurosa»), y no excluía, fíjese, señor Sánchez Buenadicha, a las mujeres cuando hablaba de «los 40 doctorandos que se han formado en mi laboratorio», y terminaba con: «Un aspecto muy importante para la participación de la mujer en el mundo profesional es que haya facilidades para el cuidado de los niños».

Es verdad que Margarita Salas no menciona en su conferencia si «se ponía guantes para no manchar su vestimenta» en el laboratorio o «iba de vez en cuando» a controlar el trabajo de los doctorandos, pero imagino que no haría lo mismo que «las políticas y no políticas», que los políticos y no políticos que el profesor Sánchez Buenadicha nos menciona. ¡Viva el sexo femenino y olvido a los feministas! Mi madre, sin ser catedrática, pero tampoco tonta, terminaba los cuentos con: ¿Quieres que te lo cuente otra vez? ¡Qué finura!