TEtEUU ha calificado el suicidio de tres presos de Guantánamo como un "acto de guerra asimétrica contra nosotros". La cosa tiene miga. EEUU lleva años fabricando un lenguaje perverso que pretende reinventar la realidad, maquillándola en sus aspectos más oscuros. Acuñó el concepto de "guerra preventiva" para justificar su intervención ilegal en Irak. Llamó "daños colaterales" a los civiles muertos por la escasa puntería de sus tropas en actos de guerra. Cuando el mundo lo acusa de torturar a sus prisioneros, EEUU dice que no es tortura, que son "interrogatorios intensivos". Las "armas de destrucción masiva" son las que utilizan los otros, no las de Hiroshima y Nagasaki o las que guarda en sus arsenales.

Este tipo de reconstrucción de la realidad crea escuela. El Gobierno de Israel, por ejemplo, llama "asesinatos selectivos" a matanzas que en el mundo civilizado sólo pueden ser considerados crímenes de Estado. Y lo peor de todo es que los medios de comunicación nos mostramos con frecuencia demasiado permeables a este tipo de lenguaje, asumiéndolo sin crítica.

En España tuvimos este problema con el lenguaje utilizado por la banda terrorista ETA, que durante mucho tiempo circuló por los medios sin ser convenientemente traducido. Los asesinatos eran "acciones", la banda terrorista era una "organización armada", los terroristas eran "activistas", sus grupos de asesinos "comandos" y su extorsión se escondía bajo el eufemismo del "impuesto revolucionario".

Aceptar este tipo de lenguaje envilece y es conveniente estar alerta para no convertirnos en cómplices de quienes lo fabrican, lo utilizan y lo difunden para tapar sus vergüenzas. La prisión de Guantánamo es una de las mayores aberraciones contra los derechos humanos que se ha cometido en la historia. ¿Cómo llamaría EEUU a un centro de detención en el que no se aplica la legislación procesal local, ni la Convención de Ginebra, ni las leyes internacionales a más de 400 prisioneros sobre los que no pesa acusación formal, ni han sido juzgados ni condenados? ¿Cómo lo llamaría si los prisioneros fueran ciudadanos americanos? ¿Centro de tortura, quizás? Pues eso, llamemos a las cosas por su nombre para no caer en la guerra del perverso lenguaje asimétrico.

*Periodista