Si hay una situación idónea para aplicar el dicho de que nunca llueve al gusto de todos es la que se está dando en el mercado hipotecario los últimos meses. Quienes compran hoy un piso más barato que hace unos meses han de saber que la rebaja del precio no es inferior, en porcentaje, al incremento de los intereses de las hipotecas a tipo variable. Es esta una situación inversa a la que indujo el encarecimiento del precio de la vivienda: los tipos de interés de la zona euro que fija el Banco Central Europeo eran anormalmente bajos para la economía española. Pero su política ha cambiado desde hace más de un año, y los tipos de referencia están en el 3,75%, que en el mercado minorista --lo que se cobran los bancos entre sí, el euribor--, ya rozan el 4,4%. Y como esa es la principal y casi única referencia para revisar los préstamos hipotecarios en España, tenemos que las familias con hipoteca han visto incrementar su recibo mensual un 30% en dos años. El fenómeno castiga más cuanto más reciente sea la suscripción de la póliza, porque las que se firmaron hasta hace dos años han gozado de unos tipos inferiores a la inflación española, que se ha moderado hasta el 2,4%, según el índice que el INE ha enviado a Bruselas para calcular el IPC europeo. Esta cifra es una buena noticia, porque refleja la moderación en el cambio de ciclo, que corroboran los estudios del BBVA y de La Caixa. Crecer menos no es negativo si se sabe sustituir el tirón del sector inmobiliario por otros menos sujetos al ciclo económico. Pero queda por solucionar el rastro que ha dejado la deficiente política de vivienda, tanto para los endeudados como para los futuros compradores.