La huella del seísmo que hace casi dos años sacudió la localidad murciana de Lorca, causando nueve muertos y más de 300 heridos, permanece a la vista con 70 familias instaladas aún en viviendas prefabricadas de la Cruz Roja y un total de 7.000 vecinos que no han podido regresar a su domicilio.

El avance de la reconstrucción de la ciudad, reflejado en un paisaje lleno de andamios y grúas, no sigue un ritmo acorde con un país desarrollado como es España y como todos esperaban en este país que fuera de rápidas las obras, dados los avances que existen en pleno siglo XXI.

Hay que recordar también que ciudadanos e instituciones se volcaron inmediatamente para intentar ayudar ante tan magna tragedia, pero como ha ocurrido en otras muchas ocasiones, el tiempo hace que nos olvidemos, cuando todavía hay miles de personas pendientes de que la reconstrucción se agilice.

En el balance que hacen los vecinos, tal como narran hoy en las páginas de este diario varios de ellos, las trabas burocráticas y la demora en la actuación de las distintas administraciones comprometidas en ayudar a los vecinos de Lorca, son los palos en las ruedas del camino que quiere emprender la ciudad para renacer dos años después.

Más grave, sin duda, resulta el desconocimiento ciudadano sobre el destino de los millones del Plan Lorca, articulado ya por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero , o de otras partidas presupuestarias habilitadas posteriormente, muchas de ellas recabadas gracias a españoles anónimos que quisieron aportar su granito de arena para mitigar el dolor y sufrimiento de todo un pueblo en un momento de desconcierto.

Los lorquinos merecen explicaciones sobre dónde se encuentra esa ayuda económica, indispensable para lograr la normalización de sus vidas. Muchas de las familias afectadas por aquel terremoto del 11 de mayo del 2011 lo perdieron todo bajo los escombros de unas edificaciones construidas sin medidas para soportar seísmos.

Corre a cuenta de la responsabilidad del ayuntamiento estar vigilante para que esta anomalía no se repita, así como elaborar los protocolos a seguir en caso de volver a darse esa circunstancia. Y, en primer lugar, que todos los implicados, afectados o no, agilicen los trámites para un regreso a casa, pronto y seguro.