DEBATE POLÍTICO

¿Les importa España?

Miguel Fernández-Palacios

Está meridiano: Casado tiene como guía a Abascal, y Abascal como única meta derribar al Gobierno que considera ilegítimo desde el día de la investidura; y por eso, los últimos plenos de Congreso y Senado han sido desagradables.

¿Les importa España o solo les interesa tomar el mando para seguir mejorando sus negocios a costa de lo público? El tiempo pasa. Entretanto los españoles asistimos abrumados y abatidos a las agresivas provocaciones de una derecha airada que ni está por arrimar el hombro, ni se la espera que ayude a impulsar a nuestra nación al futuro. Es evidente que, además de importarle un bledo el sacrificio y dolor que todos estamos pasando en esta pandemia, no desea aportar más que desolación y agitar de banderas; banderas que, por más que se agiten, no salvarán ni una sola vida, más bien al contrario. Es su naturaleza: como no tiene el poder se echa al monte y convierte la política en un albañal para cargarse el Gobierno.

¡Hagan oposición firme y constructiva, no dañina!

CRISIS DEL CORONAVIRUS

En el ascensor

Jon García

Bilbao

Prácticamente todos los comercios están abiertos y trabajando, al menos de momento, a medio gas. Los empleados de las librerías, ferreterías y joyerías, por poner unos ejemplos, se la juegan a diario atendiendo a los clientes. Con mucho miedo: del que tose, estornuda o se le acerca. Todos tenemos miedo de caer contagiados de coronavirus. Pero hacemos un esfuerzo por sobrellevarlo y cumplir con nuestras obligaciones laborales.

Sin embargo, observo que hay un gremio que se está aprovechando en exceso de este miedo para beneficio propio: el de los repartidores a domicilio. Se han tomado como norma la excepcionalidad que se les permitió durante la fase 0, que fue consentirles que dejasen los pedidos en el ascensor en vez entregarlos en la puerta de los domicilios. Ayer mismo discutí por el telefonillo del portal con uno que traía un pedido. «Se lo dejo en el ascensor, oiga», me dice. «No, mire, he pagado nueve euros por entrega a domicilio y usted me lo deja en mi puerta. Y si le da miedo, se aparta un metro de mí, que es lo que hacemos todos con nuestros clientes». El día anterior tuve otra bronca con otro repartidor: «¡Es que no es mi obligación subírselo!», gritó. «Pues mire usted, sí lo es, dije: el artículo 33 del Real Decreto 1829/1999, así lo indica. ¡Cúmplalo!».

FRANJAS HORARIAS

Cansados y confusos

Lourdes Gómez

Palencia

A través de mi mascarilla y mi pantalla de metacrilato en mi supermercado escucho, observo y aprendo. Y veo que nos estamos perdiendo algo, que no entendemos qué está pasando y que las conductas no tan cívicas durante el confinamiento se deben a que ya estamos cansados.

La gente no puede entender los tramos horarios de las fases. Si soy mayor solo puedo salir de diez a doce de la mañana y de siete a ocho de la tarde, pero si puedo ir a comprar a cualquier hora.

No puedo coincidir con niños, pero si voy de compras no pasa nada. En definitiva, si voy a comprar tengo todo el día, pero si quiero ir a andar tengo el tiempo limitado. Además, con este calor, la franja no es la mejor.

Todo tiene solución si vas a la terraza de un bar, pues ya no tienes que subir a casa a las ocho. Pues eso, todos al bar y ahí podemos coincidir con niños.

La sociedad está confusa. No entendemos nada de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Reactivamos la economía, pero no solucionamos el cuidado de los menores. Nos podemos juntar diez o quince personas en un bar, pero no nos podemos juntar en el colegio. ¿Los colegios son un mayor foco de contagio que cualquier otro espacio? No se entiende nada y el ciudadano desconfía.