TAtún recuerdo los golpes que los entonces maderos propinaron a una compañera de curso mientras nos manifestábamos contra la ley que José María Maravall --entonces al frente de la cartera de Educación en el gobierno de España-- impulsó y se aprobó en el año 1985, a la que llamaron LODE. Después llegaron la LOGSE , la LOPEG, la tal y la cual , todas ellas denominadas con siglas encabezadas por la letra L , que en síntesis han buscado mejorar la educación en este país y cubrir las nuevas necesidades de la comunidad educativa, corregir errores y fortalecer los aciertos.

Veinticinco años después de aquellas manifestaciones, y ahora como padre, tengo la oportunidad de participar activamente en la construcción de la Ley de Educación de Extremadura, la LEEX, cuyo borrador se ha presentado recientemente y que viene a atender la demanda de la comunidad educativa, después del rodaje de algunos años auspiciados por los marcos legales que el Estado ha ido marcando, y que supone todo un reto de futuro trascendental para nuestra comunidad autónoma. Como no podría ser de otra forma y dada la importancia que desde la Junta de Extremadura se le da a la Educación, los ciudadanos ya disponemos de un espacio virtual para poder realizar nuestras aportaciones, sugerencias, correcciones, etcétera. Se trata pues de una buena ocasión para planificar el futuro de nuestros hijos, de plantear de manera dialogada y participada las soluciones a los problemas que nos azotan en la actualidad, específicamente los que se generan en nuestros entornos más inmediatos, a veces radicalmente diferentes entre ciudades y pueblos. Puesto que la Educación es --o al menos debiera ser-- una de las prioridades con mayor peso en la familia, los padres y madres también somos parte activa de este proceso, al igual que los docentes y la propia administración. De ahí mi interés y llamamiento para que, individualmente o a través de nuestros representantes en asociaciones o consejos escolares, logremos una ley a medida.