TQtuizá José Gutiérrez Solana fue el pintor que mejor supo plasmar la España profunda. Aquella que a principios del siglo pasado estaba a dos pasos de Africa y a cien de Europa. La del luto riguroso y plañideras, que tan bien escenifica Federico García Lorca en La Casa de Bernarda Alba . Le bastaron al pintor colores oscuros, pinceladas espesas y entornos tétricos en los que inspirarse para rellenar sus lienzos. Uno ve una obra de Gutiérrez Solana y se adentra en una lóbrega atmósfera en la que abundan personajes tristes, melancólicos, pusilánimes; hombres, mujeres y animales sometidos a un tiempo deslucido y sórdido. Era la España de "charanga y pandereta" o "la que bosteza" que describía en verso Antonio Machado . Luego vendría una guerra de tres años, y una dictadura de cuarenta, que siguió recordando a los españoles de entonces que España seguía siendo oscura, hermética y autárquica; y los españoles unos patriotas obligados a cuidarse de lo que decían, de lo que hacían y a profesar obligatoriamente una única religión. Con la muerte de Franco , el negro se volvió blanco y lo profundo asomó a la luz. "La libertad dejó de ser una palabra escrita en la pared", como cantara Pablo Guerrero , y comenzó a ser una paloma de Picasso que se dejaba acariciar por millones de manos. Hasta aquí la libertad ganada. Quizá José Gutiérrez Solana no hubiese utilizado colores oscuros para plasmar la España democrática. Ya no existen mujeres enlutadas, ni muchedumbres de menesterosos celebrando un breve descuido de la pobreza. La igualdad de géneros, la mujer emancipada, el respeto a la homosexualidad, el politeísmo o el laicismo, la libertad de expresión, la sobrealimentación, nos recuerdan que formamos el reverso de la España profunda. Ahora bien, un maltratador impasible y una maltratada desprotegida, un asesino en libertad, un grupo de políticos corruptos, un profesor agredido, unos columpios destrozados, una fachada pintarrajeada, un coche-discoteca, una moto rabiosa, son cosas, entre otras, que nos recuerdan la libertad perdida.