TEtn estos días revueltos me vienen a la memoria aquellos otros de la Transición, y será la edad la que me hace ver peligros y asechanzas donde solo hay fraternidad, centralidad del tablero y un gobierno progresista para la gente. Ya hace mucho que dudo de ser gente. Pero mirando atrás sin ira, opino que aquel tiempo pasado fue mejor. Recuerdo a Tierno Galván, cuando aquella actriz de cuerpo esplendoroso y glándulas mamarias al aire se acercó a recibir un premio. El, entonces, con cachaza paternal apostilló: "Tápate, hija, tápate".

Muchos de los que luchamos a diario por educar y pensamos que respetar al prójimo no está reñido con la defensa de nuestras ideas, sentimos repugnancia al ver cómo algunas nuevas autoridades, de las que al menos es exigible la ejemplaridad, ejercen su mando, permitiendo y favoreciendo alardes insultantes en público, en nombre de la libertad de expresión. Abunda hoy la ostentación de gestos feos por parte de ciertos representantes de la izquierda extrema, que, mientras enarbolan la fraternidad como panacea, atacan de continuo toda tradición o creencia que les molesta. Exigen respeto para todas las religiones, fundamentalmente la musulmana, -de los judíos hay mucha tela que cortar-, mientras agreden la que profesan la mayoría de los españoles. Orinan en público como manifestación artística, programan en horas infantiles espectáculos hirientes para la gente pequeña, mediana o grande y, como en el último padrenuestro catalán, blasfeman doblemente, contra la religión y contra el arte.

No se trata de atacar la libertad, sino defender el respeto. Y lo mismo que ninguna persona, no ya educada sino cuerda, invitaría a su casa a nadie para ofenderle, en nombre de la libertad de expresión, la reiteración de estos esperpentos solo se explica desde el odio. "Pero yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa" recitará a diario Tierno Galván, allá donde se encuentre, sobre esta nueva izquierda ordinaria y cutre. Y no me digan algunos que por lo menos no son corruptos. Está por demostrar. Porque hay muchas clases de corrupción.