Alejandría, a finales del siglo XIX y principios del XX, era una gran ciudad cosmopolita en donde convivían varias colonias extranjeras y griegas, en la que nació y vivió casi siempre C.P. Cavafis, poeta de poemas inmortales. A su lírico fantasear se le deben versos que arrastran ideas, conceptos, pasiones, deseos, fracasos y luz. La luz que emerge de la inmensa urbe compleja no suele apagarse jamás. Conocimiento, cultura, clarividencia, cosmos. Trabajó para la Administración británica sin alcanzar el estatus funcionarial, no publicó un solo libro en vida y difundía sus poemas en hojas sueltas, que editaba y distribuía, como recogen sus biógrafos, entre amigos y conocidos. Da lo mismo. Es igual. Porque dejó escrito: "Cuando yo amaba, hace ya mucho tiempo, un lírico fantasear me dominaba, dichas vivas y cálidas me proporcionaba...". Tangible territorio de la totalidad de sus textos el paseo de Cánovas, en esta incierta Navidad.