La presidenta Díaz Ayuso es un meme. Aunque es la presidenta de la Comunidad de Madrid, importa más por su caricaturización que por su gestión, reducida a sus declaraciones y al protagonismo mediático. El día que deje de ser trending topic, Díaz Ayuso dejará de ser presidenta.

Mientras, cumple con el dicho del que parece haber hecho su lema: «Dame pan y llámame tonta». Ahora es por el uso de un ático, en cuya polémica ha intervenido incluso el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias: «Si se lo está pagando un empresario, de nuevo tenemos un caso de corrupción» (la adverbial «de nuevo» sugiere que el vicepresidente lleva la cuenta de los casos). Pero si hoy es por un ático, ayer fue por el menú escolar -»A los niños les encanta Telepizza»-, mañana será por repartir croissants en lugar de pan en los comedores sociales -tiene algo de María Antonieta- y siempre, siempre, por su declaraciones, que son tan imposibles que no pueden ser ni genuinas ni naturales. Ahí están, por ejemplo, las protestas en el barrio de Salamanca de Madrid, prohibidas por el estado de alarma, pero que ella defiende: «Manifestarse aunque sea un ratito por la tarde en su propia calle», ha dicho. La clave de la presidenta Díaz Ayuso está en esta desconexión con la realidad: «Un ratito por la tarde en su propia calle».

Ciertamente, la presidenta Díaz Ayuso no da abasto en absurdidades, hasta el punto de que «ayusada», exitosamente, es ya un sustantivo para referirse a disparates, torpezas, etc. No necesita publicidad, teniendo la propaganda que le hacen. Y no es raro que haya hecho perder los papeles al diputado Rafael Simancas, que dicer que la alta mortandad epidémica en España se debe a que «en España está la Comunidad de Madrid», y que Madrid «es la tercera región del mundo en letalidad» (no la tercera de España o de Europa, no: del mundo). Porque la presidenta Díaz Ayuso exaspera por lo que hace, pero exaspera más por la imposibilidad de enjuiciar su gestión de gobierno, en el convencimiento de que gobierna en una cabina de simulación. Si su estrategia política consiste en aparentar estupidez, simpleza, en parecer frívola y directamente tonta, habrá que reconocerle el engaño. Y preguntar, claro, quiénes son los engañados.

La verdadera «ayusada» es que Díaz Ayuso es la presidenta de la Comunidad de Madrid.

* Funcionario