Escritor

En el argot de las gentes de teatro, el premio Lope de Vega es, en su lenguaje común, el "Lope de Vega", un premio que tiene una historia muy interesante y que hoy, "gracias" a la crisis que padecemos y al Prestige , Miguel Murillo lo ha conseguido con todo merecimiento, como una especie de Ave Fénix de la cultura ante tantas y tan malas noticias como tiene que dar Rajoy, con la frente perlada de sudor y de cabreo. Gracias a todo esto, a la hora de elegir al autor del Lope de Vega han decidido elegir a uno que le diera prestigio una vez que últimamente lo daban a dedo y a afines, decidiendo esta vez dárselo a alguien que no estuviera invitado a la boda de la hija de Aznar.

Este premio tiene una larga historia de encuentros y desencuentros con la política. Cuando fue creado, siendo alcalde de Madrid el conde Mayalde, el hombre que controlaba el teatro en España era Juan Ignacio Luca de Tena, pilar fundamental de la sublevación franquista y del 18 de Julio, con el diario ABC detrás. Pues éste fue el que apoyó que se le diera el premio a Buero Vallejo y a su Historia de una escalera. Posteriormente fue Martín Recuerda, con su obra El teatrillo de don Ramón, que tardó varios años en estrenarse. A partir de Martín Recuerda, el premio Lope de Vega es un submarino que sale a flote de vez en cuando, y este del año 2002 es una de esas veces, que se decide dárselo a un autor "de izquierda" o más progresista, para reflotarlo por lo menos un año, que se verá si tienen el valor de estrenarlo sin traicionar al autor. Es decir, un caso parecido al de Buero.

Pues ésta, que es la noticia más importante que ha recibido Extremadura en lo que va de siglos XX y XXI, para el diario Hoy no tiene la importancia de la primera página y sí las "numerosas actividades que animarán la ciudad en las fiestas" con cuentacuentos por las calles. Es inefable esta concejala de Cultura. Lo que nos vamos a divertir, señora concejala.

Y ésta es la ciudad de Badajoz, la ciudad de nuestras entretelas. La ciudad de los cuentacuentos. La ciudad cainita por excelencia, que tiene un hijo suyo premio Lope de Vega, pero que lo guarde Dios, porque una de las dos Españas le puede todavía helar el corazón.