Escribir sobre la propia enfermedad se ha convertido en una práctica habitual entre quienes padecen cáncer. El último en hacerlo ha sido mi querido Antonio Gala , en un articulo publicado en el diario ´El Mundo´, en el que ha intentado ahorrarse las palabras grandilocuentes, pero en el que se intuye dolor, sorpresa, la lucha diaria del escritor por salir de una situación que le tiene aislado del mundanal ruido. Palabras que han tocado las fibras más sensibles de quienes sentimos por él una profunda admiración. De ahí la consternación de tantos escritores, periodistas, lectores de sus obras, que hoy como nunca nos hemos sentido más cerca que nunca del escritor cordobés.

Que la palabra cáncer no penalice a quienes lo padecen, demuestra como nos hemos familiarizado con una enfermedad que está muy presente en nuestra sociedad, y que sufren muchas personas, unas conocidas, otras no tanto, todas viviendo su situación con angustia de no saber qué futuro les espera, por más que la ciencia le haya ganado batallas muy importantes a un mal que ataca por igual a jóvenes que a mayores, a mujeres que a niños. Que las perspectivas de curación sean cada vez mayores demuestra que los investigadores no descansan en su afán por encontrar la manera de atajar definitivamente al mal.

Hay un libro, ´El mundo amarillo´, en el que el director, actor y guionista Albert Espinosa cuenta su lucha contra el cáncer, que padeció a una edad muy temprana, cuando lo que le correspondía era estar jugando con sus amiguitos y no en la cama de un hospital. Los sufrimientos de Albert los narra como si de un cuento se tratase, sin dramatismo, por más que su historia sea estremecedora, con la visión de un niño a quien la vida ha puesto a prueba y ha salido victorioso de ella.

Desde que leí el libro de Albert se ha convertido en mi libro de cabecera, por ser toda una lección de vida. No sólo para quienes padecen cáncer, también para quienes padecen enfermedades que les obligan a replantearte sus prioridades, dejando de lado esas pequeñas miserias que conforman nuestro día a día, y que tanta infelicidad producen, obligando a la gente a centrarnos en lo que verdaderamente importa: él, y sus circunstancias, así como el cariño de los tuyos, amigos, familia, todos los que permanecen a tu lado cuando verdaderamente los necesitas.

A Gala sólo le pido que saque toda la fuerza que lleva dentro, que es mucha, y luche contra esa enfermedad que le esta poniendo a prueba y de la que estoy segura va a salir fortalecido, y con más ganas de escribir que nunca.