WBwadajoz rindió ayer homenaje a las víctimas de la represión franquista en la toma de la capital pacense durante la guerra civil. Actos de este tipo han abierto en los últimos años un debate social sobre la recuperación de la memoria histórica de este país. Un proceso en el que cohabitan sentimientos diferenciados y que equivale a redescubrir el sufrimiento y la represión en los dos bandos. Es la voz de una Extremadura que durante años permaneció en silencio.

Frente a los que consideran que recuperar el pasado es reabrir viejas heridas, hay otros muchos ciudadanos que siguen esperanzados en encontrar a sus familiares en cualquier fosa común o cuneta de esta región. Porque la recuperación de los restos de muchos de estos fallecidos --independientemente de la idea por la que lucharan-- no es sólo una ayuda en el consuelo de las familias, es también la recuperación de la identidad y dignidad de la que se han visto privadas durante más de 60 años.

Por encima de querer criminalizar a los verdugos, esta etapa debe concebirse como una lucha contra el olvido y los olvidados, por la dignidad y el reconocimiento de los derechos de todos aquellos extremeños que fueron víctimas de la guerra civil en este país.