La incertidumbre alcanza a todos los ciudadanos, y no solo a los empleados, también a los empleadores. Nadie garantiza nada, tampoco a una empresa. La reacción lógica ante este panorama es la contención, incluso en el caso de que haya disponibilidad para el consumo. Vivimos en un escenario nuevo en el que los parámetros han cambiado de forma radical y ahora, más que nunca, el ciudadano sí mira el bolsillo.