TEtugenia Silva se ha mosqueado y demandado a la revista Vanity Fair por sacarla en primera página enseñando el trasero y otras partes de su escuálida anatomía. Junto a ella también en traje de Eva, la bellísima Nieves Alvarez que no ha presentado queja alguna. Hasta aquí nada fuera de lo común. Vanity Fair es una publicación que prodiga este tipo de portadas entre la estética y el escándalo, como la ya emblemática de Demi Moore , desnudísima y embarazadísima, encantada de haberse conocido. Eugenia Silva está en su derecho de enfadarse porque ni ella ni la guapísima Nieves son modelos que por su trayectoria, altura profesional y glamour, necesiten esa clase de fotos, aunque no comprendo entonces cómo se prestan a posar de tal guisa, pero intuyo que de algún modo la revista las engañó o utilizó. Para mí lo sorprendente y aberrante de la instantánea no es que las dos bellas aparezcan en bolas sino el modelo masculino, que mira en plan dominador y no enseña ni el pescuezo. Es un macizo de aquí te espero así que como mujer y en aras de la igualdad, reclamo un trato paritario y protesto también como Eugenia Silva aunque por distintos motivos. El caso es que ese machismo de portada no se ha dado sólo en Vanity Fair . Repasen ustedes las imágenes de la acaramelada pareja gala en su reciente visita a España. Hasta las publicaciones de más enjundia han destacado en primera página los traseros de las dos egregias damas vestidas de rojo y azul. Todos los diarios han preferido sus espaldas de esbeltas galgas a las caras de sus maridos. Por supuesto, ni el Rey, ni le petit Nicolas , ni siquiera don Felipe, tan fotogénico él. Dos culos --estupendos por cierto-- como icono de la cumbre hispano-francesa. Supongo que a Bibiana le habrá dado un soponcio. No es frivolidad, no es prensa rosa, no es gusto por la belleza, ni ganas de olvidar la crisis con la pompa y el boato de los ricos y poderosos. Es machismo puro y duro expresado en la fijación por inmortalizar las dos hermosas circunferencias. ¡Qué vergüenza!