Por primera vez, una pareja de lesbianas han sido reconocidas en pie de igualdad como madres de una criatura. Un juzgado de Navarra ha aplicado la ley foral vigente --aunque impugnada ante el Constitucional-- y ha aplicado la fórmula de adopción conjunta, que beneficia a una mujer cuya pareja había alumbrado a gemelas por inseminación artificial.

La sentencia es un avance histórico para quienes abogan porque las parejas de homosexuales puedan adoptar, la única opción de paternidad de una pareja de gays. Pero además apunta una solución provisional a un conflicto latente: el de las parejas de lesbianas en que una de ellas ha concebido hijos y la otra, que puede haberlos educado como madre, puede quedar sin ningún reconocimiento en caso de muerte o ruptura. Es una situación que también perjudica a los hijos y que sólo se zanjará, como tantas otras, si se asume la igualdad de derechos de las parejas homosexuales respecto de las heterosexuales, llámeseles o no matrimonio. La aceptación de las nuevas fórmulas de familia se refleja en reformas legales e iniciativas voluntaristas de autonomías y municipios. Son un avance positivo, pero se requerirían precisas fórmulas con más solidez jurídica.