Madrid se ha convertido en el objeto de deseo de Zapatero . Claro ¿y cómo no? La capital, el foro, el símbolo de ese centralismo caduco del que tanto se reniega es un objetivo a batir si se quiere que la derecha quede noqueada y fuera de combate una larga temporada. La izquierda lo sabe y, de ahí, que el cartel electoral que finalmente ponga rostro al partido del puño y la rosa no es uno más, ni siquiera uno de los primeros, es el prioritario y de ahí que la operación Madrid se haya gestado en Moncloa, a espaldas del partido y dejando al margen a la antaño temida FSM, que tan celosa ha sido siempre a la hora de salvaguardar sus señas identitarias dentro del PSOE.

Zapatero ha usado el dedazo , y tras nombrar a su amiga Trini Jiménez secretaria de Estado para Iberoamérica, ha decidido él mismo, en su misma mismidad, quién será el contrincante de Gallardón en las próximas elecciones.

Más allá de las paranoias quinielísticas, que disparan a diestro y siniestro desde Solana a Bono , pasando por Felipe, Gutiérrez o Peces-Barba , el PSOE, que en su día abrazó las primarias como una fórmula ejemplar de democracia interna, ha vuelto al dedazo más carca, más tradicional, más ortodoxo. Zapatero pasa del partido y elige a los candidatos a su medida, dando por buenos los métodos cesaristas que tanto le criticaron a FG. Para referirse a Felipe, los suyos le llamaban en clave Dios , Number one o César , querían poner en énfasis que ninguna de sus decisiones le serían cuestionadas. Aquello terminó como el rosario de la aurora y los escándalos y la corrupción acabaron por sumir a este partido centenario en un complicado y oscuro periodo donde se buscaba líder debajo de las piedras.

XENTRE ALGUNAx de las fórmulas que se buscaron para salir del abismo de la oposición apareció la nueva vida gracias a la cual un veterano, pero poco conocido, diputado leonés consiguió la secretaría general. Esto no ocurrió en el pleistoceno, sino anteayer, pero cuando creíamos que el cambio traería no sólo caras nuevas y reforzadas ideas, sino nuevos modos de ahondar en la democracia interna y participativa, va Zapatero, da un zapatazo y nos devuelve a la historia de los tiempos. Así, sólo él y sus tres allegados conocen quien será el aspirante a la joya de la corona. Da igual que los estatutos de su partido digan lo que dicen, ni siquiera hay interés por maquillar los incumplimientos del procedimiento interno. Dios ha señalado al elegido y no hay más que hablar.

Esa FSM combativa, que marcaba a fuego su territorio, se ha diluido como un azucarillo en las aguas del poder y sólo queda el lamento de algunos guerristas jubilados: "Ya está bien de genios y profetas" se lamentaban algunos, pero nadie hará nada por evitarlo.

Malos tiempos para las discrepancias internas y bueno para el secretismo y la componenda. Las decisiones se toman en Moncloa y Ferraz las gestiona con mano de hierro, ni siquiera es necesario utilizar el guante de seda. ¿Quién será el candidato?, da igual. Dios ha hablado y los demás a obedecer o al ostracismo y... ya se sabe, sin el paraguas del poder no hay nada que hacer, todo es sombrío y oscuro.

*Periodista