WEwste periódico publicaba días atrás un informe que mostraba el atraso de la región en la ejecución de proyectos de energías renovables. El Plan sobre este tipo de energías que el gobierno del PP había aprobado en el 2000 con un horizonte de cumplimiento del 2010 contemplaba que Extremadura pudiera contar con instalaciones de energías limpias para producir 4.400 gigavatios/hora anuales. Sin embargo, ahora cuando se cumple la mitad del tiempo de ejecución del plan sólo se producen 290 gigavatios, es decir, el 6% de lo esperado. El gobierno actual ha elaborado un nuevo plan para marcar objetivos más ambiciosos ante la necesidad de que nuestro país avance en este tipo de energías. Extremadura debería estar comprometida con ellas, pero la realidad de los datos muestra que se está haciendo una política de campanario más que una acción comprometida. ¿Por ejemplo, desde hace cuándo se viene hablando de la apuesta por la biomasa sin que esta energía despegue? ¿Desde cuándo los grupos ecologistas vienen reclamando, con razón, el desarrollo de la energía solar?. La Junta no da precisamente la imagen de querer incentivar las energías renovables cuando obliga a las empresas de energía eólica a crear empleo y a las de las centrales de ciclo combinado, que son contaminantes, no.