WEwl Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero concedió el pasado viernes un canal analógico a un consorcio empresarial formado por un grupo de productoras de televisión, liderado por Globomedia y Mediapro, y por el canal Televisa de México. Grupo Zeta vio en su momento con buenos ojos la decisión de la Administración central de conceder una nueva licencia para otra TV en abierto en España, al favorecer la pluralidad informativa. Desde el primer instante, Zeta se puso a trabajar para lograr la licencia. No en vano somos el único grupo importante de comunicación en España sin una presencia audiovisual fuerte en el sector, después de que el PP echara de la presidencia de Antena 3-TV a Antonio Asensio Pizarro , nuestro fundador, que demostró su capacidad de gestión, al situar a esa cadena privada, por primera vez en la historia, por encima en audiencia de Televisión Española.

Teníamos esperanzas y Zeta negoció hasta el último momento bajo criterios profesionales, para conformar una candidatura en la que figuraban las dos citadas productoras, interesadas también en obtener la licencia. Sin embargo, pese a nuestros intentos lógicos de hacer valer el peso editorial y profesional de Zeta como socio de referencia, concluimos que, desde ciertas esferas de poder de la Moncloa y ministeriales, las mayorías y minorías de esa sociedad estaban ya fijadas para favorecer sólo a las productoras, un favoritismo que causa estupor en otras áreas del Gobierno y del PSOE.

Algunos debieron de creer que Zeta iba a aceptar determinadas condiciones a cambio de figurar como fuera en la nueva televisión y que se iba a conformar con unas migajas. Se equivocaron. Han subestimado la capacidad de respuesta del grupo ante situaciones adversas y su vocación de independencia y liderazgo. Zeta siempre tuvo claro que en momento alguno iba a estar como comparsa en ese proyecto, en cuyas negociaciones fue imposible conseguir, pese a intentarlo, una situación acorde con la importancia de nuestra empresa, el tercer grupo editorial de España con 11 periódicos, 6 plantas de impresión, más de 60 revistas, una distribuidora de publicaciones, una editorial de libros, una productora de televisión y otra productora y distribuidora de cine.

A última hora del 19 de octubre, a poco de concluir el plazo de presentación de candidaturas, Zeta se retiró ante la imposibilidad de hacer respetar nuestros criterios en un proyecto que se antojaba muy teledirigido desde el Ejecutivo. Además, teníamos la razonable sospecha de que otra opción distinta a la de las productoras no tenía posibilidad de ganar, por lo que se optó por no concurrir con otra candidatura. Desde el viernes, tras la decisión del Gobierno, de la sospecha hemos pasado a la convicción de este enjuague. Zeta estará en el sector audiovisual, pero no en las condiciones que traten de imponerle.