Diputado del PSOE al Congreso por Badajoz

Estamos ante un paso más dado por Ibarretxe para publicitar un plan secesionista, que no por esperado deja de ser triste, y lo que es peor, empieza a producir las reacciones previsibles. Y comienza a despertar un nacionalismo español profundo, más allá de que se milite en este o en aquel partido. Y uno como socialista y militante del PSOE se agarra a la E de español, y la exhibe con orgullo y con fuerza, y el ¡basta ya! Y el estoy harto de tanta felonía que mina la convivencia entre los españoles, se extiende como la pólvora entre la ciudadanía. Y lo de si nos buscais nos encontraréis, empieza a susurrarse en muchas gargantas de ciudadanos honestos, que ni admiten el chantaje ni se pliegan a la amenaza. Los Arzalluz y los Ibarretxe no deben dudarlo, no habrá la menor fisura, ni hay la menor vacilación por parte de los dos grandes partidos democráticos, PSOE y PP, que vertebran el Estado, para hacer causa común a la hora de defender la unidad de España. Los socialistas admitimos que desde otras ópticas políticas alguien pueda defenderla tanto como nosotros, pero no más que nosotros.

El plan secesionista de Ibarretxe está, pues, condenado al fracaso, ya que jamás superará la barrera del Congreso de los Diputados de España. Y esto lo saben Arzalluz, Ibarretxe y demás miembros del PNV de la línea secesionista y hay gentes bien intencionadas que dicen que hay otros militantes del PNV no secesionistas, ¡ojalá existan! Pero hasta ahora todo lo que se vislumbra en el PNV es un afán claro rupturista, que Arzalluz con su actitud chulesca, "si no quieren esto, la independencia total", representa muy bien. Estamos ya bordeando esa peligrosa situación, que muchos españoles comienzan a exteriorizar, más allá de posicionamientos políticos personales. ¡Si nos buscan nos van a encontrar!

Y esto barrunta muy malas cosas. Y te llena de perplejidades, de dudas, de vacilaciones, en un momento que no admite ni la duda, ni la perplejidad, ni la vacilación.

Ibarretxe plantea un anacronismo más propio de mediados de XIX que del siglo XXI y sutilmente lo liga a la situación general vasca, entre ellas el terrorismo de ETA. Y a veces se dan respuestas bien intencionadas sin duda, que mientras ETA mate es imposible abordar estas cuestiones. Y creo que se comete un grave error al ligar violencia etarra y el plan secesionista de Ibarretxe, que independientemente de la violencia, y aunque ésta no existiera, sería igualmente arcaico y condenable. Y tendría entre todos los españoles, numerosísimos vascos incluidos, el mismo rechazo que ahora tiene. La violencia afecta a la libertad del debate y no a la naturaleza del mismo.

Tiene razón Ibarretxe cuando dice que no hay solución definitiva, "que el camino es la solución", por eso importa tanto que el camino se marque siempre desde el Congreso y la Constitución, porque hay que ir por el "buen camino", que no es precisamente el que quieren recorrer los secesionistas vascos.

Tampoco nadie debe escandalizarse porque desde la unidad democrática, en lo básico se intentan con ópticas políticas diferentes, adelantar caminos que contribuyan a solucionar el laberinto vasco, y que en ningún caso debemos confundir con el deseable y necesario paquete de medidas estructurales que contribuyan a mejorar la eficacia del Estado autonómico.

Podría haber medidas que permitan una mayor profundización en lo ya existente, el Estatuto de Guernica, dentro del marco constitucional. Pero no hay que engañarse. El fondo de la cuestión no está en competencia más o competencia menos. Está en mantener la unidad o permitir la secesión.

En todo caso prudencia, justicia, fortaleza y templanza.