TLta mala educación no tiene premio, aunque tenga arraigo. En el cine no gana, pero en la realidad, triunfa. No hay que ser restrictivos con su naturaleza: la mala educación no se agota en el acoso sexual de las sacristías ni en las oscuras secuencias de los internados. Por ejemplo mala educación es la que hace años se daba cuando se ataba a los niños zurdos para que aprendieran a escribir con la derecha. Ahora en ciertos ámbitos se pretende repetir el modelo: se quiere atar a quienes tienen la cabeza en la izquierda para que piensen derechamente, cuando la tendencia a pensar zurdamente es casi biológica. El proceso inverso es cultivado con igual saña, al punto que hay espacios donde se escribe con la izquierda y se golpea, y hasta se meten goles, con la pierna derecha.

Estos procesos de hemiplegia educacional además de atávicos y excluyentes, buscan únicamente la satisfacción personal que les cabe a quienes quieren hacer probar la medicina que probaron, reproduciendo un esquema intelectual vengativo y simple: derribar sin construir. Los resultados son los lógicos: excedentes de insuficiencia y mediocridad, cuyo reconocimiento y prestigio social están muy lejos de los que proporcionan las buenas maneras.

*Licenciado en Filología