TAtquí estoy. Superado ya lo que mi médico llama proceso de desaceleración vesicular , y todo gracias al apio, que no sé si es mágico, porque sí te deja muy buen cuerpo, como escurridito, pero de una mala leche que para qué contar. Aunque para mala leche la del profesorado que ve cómo Vázquez de Miguel se va de rositas tras dejar colgado al sistema educativo extremeño. En Almoharín conozco a un ganadero que me dice que ya no le queda ni mala leche, que sólo le queda emigrar, que la mala leche se le fue primero con la brucelosis y después con la lengua azul. En Plasencia, quienes andan con la leche cortada son los del PP de Floriano, que no saben qué hacer con María Victoria, de la que sospechan que le gustan las tortitas con nata que le sirve Dillana para que olvide el olvido en que la tiene ahora su partido. Plasencia siempre ha sido una gran confusión donde todos se pierden. Primero Ibarra y después Floriano. Los dos, y los dos lo saben, se equivocaron en la apuesta.

En Barcelona, en Santa María, El Cant dels Ocells despide a Victoria de los Angeles. Es lo universal. En Madrid, en el Reina Victoria, una armónica anónima despide a Agustín González. Continúa la función.

*Periodista