Acabamos de dejar atrás una campaña, larga y dura, para meternos de lleno en otra que promete ser tan intensa (y sucia en muchos casos) como la anterior; incluso más. Si aplicamos la lógica, podríamos llegar a la conclusión de que, en estos próximos comicios, los candidatos deberían centrarse en explicar sus propuestas para solucionar los problemas de sus vecinos, tanto en los municipios como en las comunidades. Y sus ideas sobre Europa, que también es importante que conozcamos, pues las políticas que se deciden en la UE nos afectan a todos, tanto o más que las que se aprueban aquí.

Por centrarme en lo primero, las locales y autonómicas, estoy convencido de que los candidatos, si no quieren suicidarse, centrarán sus esfuerzos en explicar muy bien lo que piensan hacer en los próximos cuatro años. Entre otras cosas, porque con las cosas de comer no se juega. Por supuesto, quienes se saben sin posibilidades de gobernar pondrán el foco en los miedos infundados de algunos, buscando enemigos donde no los hay o, lo que es lo mismo, adobando su ausencia de propuestas con abundantes raciones de ideología y demagogia, a partes iguales.

Folclóricos y salvapatrias de pacotilla aparte, de los que no voy a hablar, me temo que algunos partidos se van a tomar estas elecciones como la segunda vuelta de las generales, aunque no tengan nada que ver. Y me refiero a los líderes nacionales, pues los candidatos sobre el terreno tendrán que hablar, y hacer propuestas, sobre lo que les interesa y preocupa a quienes les tienen que votar. Es decir, que para los comicios de este mes de mayo habrá, digamos, dos campañas en una: La de los candidatos y la de sus líderes nacionales.

Es evidente que el PSOE afronta esta nueva cita con las urnas con la tranquilidad de haber vencido en las anteriores, aunque sería suicida por su parte caer en la autocomplacencia y no echar el resto para convencer a los votantes de que sus propuestas son las más adecuadas para el futuro de sus municipios y comunidades, echando mano, en algunos casos concretos, de su gestión anterior para convencerlos. Siempre, claro, que tengan algo que defender pues, mirado desde fuera, da la sensación que algunos han dedicado más tiempo y esfuerzo a las luchas de poder interno que a la gestión para la que fueron elegidos hace cuatro años. Y no señalo a nadie porque todos les conocemos.

En lo que se refiere al PP, creo que sus candidatos deberían dejar de lamerse las heridas de la dura derrota en las generales y mirar hacia adelante: Haciendo propuestas de futuro y, en el caso de estar gobernando, proponer mejoras a la gestión realizada. Supongo que no va a ser fácil, pero mal harían en no intentarlo. Entre otras cosas, porque tienen una gran implantación territorial que les puede ser muy útil si consiguen aprovecharla frente a los recién llegados que les discuten el electorado de derechas y que, hasta donde yo estoy oyendo, solo venden humo. Imagino que eso harán sus candidatos, por más que sus dirigentes nacionales se centren más en criticar a los socialistas y poner en primer plano el asunto catalán que, a la vista de los resultados anteriores, no les ha rentado lo que esperaban.

En cuanto a Ciudadanos, me temo que van a seguir centrados, que no en el centro, en la pelea actual de su líder por arrebatarle al PP la hegemonía de la derecha. Visto lo visto, creo que, en un partido tan piramidal como este parece desde fuera, sus candidatos, sobre todo los regionales, van a seguir por esta senda, con continuas referencias al problema catalán y la feroz crítica a Sánchez que, según nos recuerdan en cada intervención, es la personificación de las siete plagas de Egipto y los cuatro jinetes del apocalipsis en uno. Una estrategia que les puede dar réditos en algunos territorios concretos pero que, en otros, les puede perjudicar electoralmente.

Para terminar, querría decir que todo lo anterior quiere ser una reflexión objetiva, desde mi subjetividad. Cada uno de los candidatos hará lo que le dé la gana, o lo que les digan sus asesores, más expertos que yo; que cobran para eso. Estoy convencido, además de que ellos, los asesores, tendrán la razón al final; y acertarán. En caso contrario, peor para ellos.