THtay personas que son especialistas en crear conflictos estériles. Y en dañar a otros por su propia insolvencia, falta de tacto y formación. En todo ello, se lleva la palma el Alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, que con su estilo tan frecuente y lamentablemente tabernario da palos a diestro y siniestro por cualquier motivo. Aquí, en casa , ya estamos acostumbrados y hasta nos hace a veces gracia. ¡Oh!, tan campechano, tan a la pata la llana, tan refranesco, que hasta a Sancho Panza lo dejaría como a un pequeño aprendiz. Pero él, como niño consentido al que siempre se le ríen las ocurrencias, suelta sus ocurrencias donde sopla la ventolera que además provoca.

Ahora la ha cogido con el presidente de la Camara Municipal de Elvas (alcalde) y despotrica de su reivindicación de constituir una infraestructura común en la frontera con motivo del futuro paso del AVE. No se sienta a hablar, ni es discreto y manda a mediar a su concejal de Relaciones con Portugal, que nominalmente existe, sino que dispara por su boca en cuanto le ponen un micrófono por delante. Con ello, nos ganamos no sólo unas declaraciones cada vez más duras del máximo responsable de Elvas, sino que crea malestar entre los portugueses.

¿Es que no recuerda el ocurrente alcalde pacense lo que significan los portugueses para nuestro comercio, nuestros servicios generales, nuestra economía, nuestra sociedad? ¿Es que no sabe de las crecientes relaciones de hermandad y proyectos comunes que desde otras instituciones se construyen cada día, como para que ahora vocee su palabrería mezclando las churras con las merinas?

En la vida hay que saber estar y saber con quién se está. Y un alcalde de ciudad tan importante en el contexto transfronterizo como es Badajoz debería ponerse a meditar, a contar hasta tres antes de lanzar gracietas, estudiar un poco de historia aunque el forraje esté ya duro para pitas y mostrarse más tolerante, más comedido y más riguroso con los que actúan de esta precisa manera en su trato con nosotros.

*Historiador