La lacra de los malos tratos inunda las páginas de los periódicos. Y el problema no es ya que se denuncien al año miles de casos de violencia doméstica, sino que éstos son un porcentaje mínimo de los que realmente se dan. En Extremadura se calcula que 50.000 mujeres sufren maltrato, pero no llegan al 2% las que lo denuncian, tendencia que aunque va al alza aún está lejos de los índices de presentar el caso ante el juez que serían normales en una sociedad desarrollada. Poco a poco las extremeñas se van mentalizando de que no tienen por qué aguantar a ningún energúmeno a su lado y que es aconsejable denunciar los posibles abusos desde el primer momento antes de esperar a que pueda ocurrir una tragedia.

Otros, entre tanto, se dedican a abusar de la buena voluntad de las personas sin llegar a agresiones físicas. Es el caso del afamado ganadero Martín Berrocal , que adeuda a las huérfanas placentinas muchos miles de euros, necesarios para que éstas puedan vivir y estudiar, del alquiler de fincas cedidas por la congregación mariana y que el ganadero explota. Ya hay dos sentencias del juzgado, pero Berrocal dilata el pago de la deuda, lo que coloca a la menores en una situación muy delicada.