Esta semana hemos asistido a una nueva llamada de atención por parte del PSOE regional a aglutinar el denominado frente progresista que, como cualquier persona medianamente inteligente sabe, es una amplia mayoría en nuestra comunidad autónoma. Se trata, a mi juicio, de hacer ver a la ciudadanía que si es cierto que se han cometido errores en otros tiempos, es hora de rectificar. Hay muchas cosas que nos unen a partidos políticos de izquierdas, asociaciones, sindicatos, movimientos vecinales... gente en definitiva que tiene un ideario común: la apuesta por los servicios públicos y por el bienestar común ampliable a las máximas capas sociales y con la necesidad y urgencia de reducir desequilibrios.

TODO ELLO no es óbice, con la intención sana de cambiar y desde el aprecio, casi cariño, que tengo a algunos dirigentes de IU de demostrarles que no tienen las manos límpias. Que son copartícipes del desarstre al que lleva abocado en los últimos años Extremadura. Que mires por donde mires sólo se ve miseria, paro, desolación... ausencia de motivación, sin duda.

SOLO se podrá avanzar desde el reconocimiento de que no tiene la culpa de todo lo que nos está pasando en exclusiva la derecha. Si los gobiernos socialistas pusieron los mimbres para que aumentara la desconfianza y con ello se vio abocado el Partido Socialista Obrero Español a estar en la oposición, ahora, pasada la mitad de la legislatura y cuando no podemos estar recurriendo permenentemente al manido asunto de la herencia ( ese es otro tema a tratar, ya que hay muchas herencias y no todas malas) es parte de Izquierda Unida la que debe hacer propósito de enmienda, pues algo tienen que ver en el balance tremendamente negativo de todo lo que nos rodea.

PERO lo más importante y visto desde la imperiosa mirada hacia dentro de nuestros ideales es que, partiendo del reconocimiento de que todos nos equivocamos, se aprecian síntomas de recitificación. De arrepentimiento si cabe. De demostrar que, como sucede en otros lares, sí se puede. Somos fiables.

LA PRESENCIA, cada día mayor de buena parte de la izquierda en la calle, el encuentro en el escenario del debate, la creencia de que es bueno discrepar pero es muy importante coincidir en que podemos y tenemos que dar un giro a este nefasto rumbo, va a pesar más que los desencuentros que se han ido lastrando en los últimos años.

GESTOS como el caminar unidos con el Campamento Dignidad, la renuncia al aforamiento en aras de una mayor transparencia en la gestión pública y en la demostración de que no todos somos iguales, el permanente recuerdo de nuestras raíces... hacen que día tras día nuestros paisanos nos empujen a pensar en la cuenta atrás. Esa tristeza palpable, esa falta de ilusión, debe tener fecha de caducidad.