Ha pasado medio siglo desde los asesinatos de la Familia Manson y las publicaciones que ahondan en esta página de sucesos de la historia de la humanidad se multiplican. Contra ha publicado Helter Skelter, la mastodóntica biografía escrita por Vincent Bugliosi y Curt Gentry a partir del caso judicial contra la Familia, una pieza ineludible para cualquiera interesado en los pormenores, no solo criminales, de aquel grupo de títeres dominados por un psicópata. Quentin Tarantino opta por transformar la historia en parodia en Érase una vez en Hollywood, pero es el libro de un español, Iñaki Domínguez, el que nos ofrece el ángulo más inesperado para esta saga de asesinos apocalípticos.

Doscientas páginas le bastan a Domínguez para presentar la historia de la Familia y su falso padre demente, para proporcionar el contexto de los proxenetas que se aprovecharon del amor libre de los años 60, y para colocar encima de todo ello una lente absolutamente original. El expiador: vida y obra de Charles Manson (Melusina) es un ensayo hipnótico que muestra a Manson como un escudo en manos de un sistema amenazado. Lejos de justificar los asesinatos, que se describen con absoluta crudeza, somete sus consecuencias políticas a una interpretación rigurosa e inteligente.

Armado con la teoría filosófica del chivo expiatorio de René Girard, Iñaki Domínguez analiza cómo Manson, inductor de un gran mal, fue al mismo tiempo depositario de una culpa mayor, colectiva: la de una sociedad que se estaba desintegrando, empapada en drogas y descontrol, entre revoluciones raciales, sexuales, generacionales y culturales. En 1969, año de los asesinatos probados de la Familia Manson, se produjeron en EEUU 14.760 homicidios. Pero solo nueve de ellos iban a convertirse en leyenda.

La interpretación de Domínguez no solo aporta una luz nueva para aquella historia, sino que nos proporciona una herramienta con la que ogros contemporáneos, como Ana Julia o la Manada, adquieren una perturbadora función social.

*Escritor y periodista