Periodista

He escrito en alguna ocasión que a mí, algunas veces, lo que dice Aznar me da repelús, por no emplear el término acojone. Así, como suena. La última perorata que le conozco a los aspirantes a generales del ejército español no tiene desperdicio. Y ya no hablo del retorcimiento interpretativo que hace de las resoluciones de la ONU para arrimar el ascua a sus intereses (que espero y deseo no sea el de la mayoría de españoles a los que representa, porque si no, no me salen las cuentas). Digo de su ardor guerrero in crescendo que tiene en los últimos tiempos. Léase el homenaje a las banderas de los países que apoyaron la guerra de Irak y la perla de hace menos tiempo aún, defendiendo ataques preventivos. ¿Le falta capacidad, asesoramiento, sensibilidad, valores cristianos...? Me explique si no, señor presidente, qué es eso de ataques anticipativos, una vez que se los haya explicado a usted el señor Bush.. Porque usted no emplea ningún lenguaje críptico, ni metafórico. Usted lo que dice es que el que quiera la paz, que haga la guerra. Lo de las negociaciones, lo de la guerra fría, lo del 70 veces siete , que dice el Evangelio que debemos perdonar a nuestros enemigos... ¿O es que usted es católico, como se proclama, sólo para ir a misa y darse golpes de pecho --con la mano izquierda, debe ser, que la otra la tiene lesionada por el pádel, dicen--? Porque vamos, no hace caso ni al Papa que estuvo en contra de la guerra de Irak y sigue estando, parece. Claro que como ya no se le entiende muy bien usted puede argumentar: "Ah, lo siento, yo al Papa no le he oído nada últimamente y a lo mejor ha cambiado de postura..."

¿Se imaginan ustedes que pasemos manu militari al País Vasco, por las posibles locuras de Ibarretxe, o los catalanes sean pasados por las armas porque Pujol pide cada vez más autonomía? ¿Pudieran ser ataques preventivos o anticipativos?

De verdad, de verdad, que usted da miedo si está convencido de lo que dice en el inicio del siglo XXI. Porque no sé si lo hace para poner sobre la mesa sus... poderes, como el Gran Capitán, para acojonar al personal y que nadie se desmande de su doctrina, por dejarse querer por el amigo americano para ganar puntos, o hacerse el líder de Europa, donde me parece que lo tiene más crudo, para desgracia de los españoles.

Cuentan una anécdota de los tiempos de un dictador, Hitler (también elegido democráticamente ), referida a un periódico portugués. Cuando el alemán declaró la guerra a varios países europeos y no a Portugal, el rotativo tituló a cinco columnas: "O bárbaro teutón móstrase cauto", y explicaba a sus lectores el miedo que tenía Alemania (que no había temblado ni ante Rusia) de la potencia portuguesa. Algo así, mire usted, se me antoja cuando le oigo a usted hablar de guerra, de desprecios continuos a la oposición democrática y a todo lo que se menea fuera de su ideología y de sus convencimientos. Tiemble Europa, que ahí voy yo manu militari para todo. Lo atribuido a Guerra --que no era de Guerra, como usted sabrá-- de quien se mueva no sale en la foto , es leche al lado de algunas afirmaciones suyas o de sus adláteres; y algunas acciones también.

O todos hemos perdido la cabeza, si nuestras desavenencias y discrepancias sanas no las llevamos más allá de la barra del bar, o hemos caído en una especie de nirvana que puede llevarse por delante las conquistas democráticas, de libertad y de bienestar que hemos conseguido entre todos sin su permiso. Y esto son palabras mayores, dicho con todo el respeto pero con todo el profundo poder de mi sentido democrático y de libertad de expresión que me asiste.