WLwa regeneración de la vida pública marbellí empezó de la peor manera posible. En la mesa que presidió la constitución de la gestora, el pasado sábado, que se hará cargo del ayuntamiento hasta mayo del año próximo coincidieron el secretario de la corporación, Leopoldo Barrantes, uno de los imputados en la trama de corrupción urbanística, y su abogado, Salvador Guerrero, vocal designado por el PP que debía hacerse cargo del área de Hacienda. Nada menos. Pero se supo enseguida que además era el defensor del exconcejal de Cultura y del excoordinador de Hacienda de Marbella, procesados por varios delitos económicos. Rajoy, que había pedido --contra lo que establece la ley-- que no hubiera gestora sino elecciones, queda otra vez desairado por la elección que ha hecho el PP andaluz de un candidato de fácil sospecha.

El otro despropósito que debe subsanarse es la elección de los dos representantes del Partido Andalucista, que fueron exinterventores electorales del grupo de Jesús Gil. Deben seguir la senda del representante del PP. Si algo debe demostrar desde su inicio la junta gestora es la ruptura total con los modos y las personas de la gestión anterior. Marbella es un test para todos los partidos políticos sin excepción.