La presidenta de las Cortes Valencianas, Marcela Miró Pérez (Valencia, 1952), ha demostrado con largueza lo que la oposición le ha recriminado estos cuatro años: que más que presidir un Parlamento compuesto por diputados de varios partidos, preside una especie de consejería del PP. El otro día, Miró cortó drásticamente unas 20 veces la palabra de sus señorías opositoras porque éstas querían expresar su rechazo de la guerra de Irak. La socialista Cristina Moreno pudo decir y dijo: "El PP se arrodilla ante Bush y ante el Papa, pero sólo hace caso a Bush".

Doctora en Ingeniería Agrónoma y profesora universitaria, Miró fue consejera de Cultura, Educación y Ciencia (1996-97) y de Bienestar Social (1997-99) antes de dirigir las Cortes al expeditivo estilo Rudi & Barber . En la toma de posesión, el entonces presidente autonómico Zaplana valoró el dominio del valenciano de Miró. Pero la realidad es que su lengua es el castellano. Al frente de Cultura, frenó ayudas, presupuestadas con anterioridad, a la editorial Tres i Quatre destinadas a la publicación de obras del poeta Vicent Andrés Estellés y del historiador jesuita Miquel Batllori. Los Climent, Enric Valor, Ovidi Montllor y todo lo que olía a unidad del valenciano-catalán (incluidos los Premis d´Octubre, claro) no fueron santos laicos de su devoción. Nada nuevo bajo el sol.